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Sin darme tiempo a parpadear, salí volando por los aires hasta chocar con la fría pared, sintiendo el dolor en todo mi cuerpo.

Alcé mi mirada y vi como Liz se encontraba de la misma manera, en el suelo sin poder reaccionar.

"Clarke" se acercaba a mí con una sonrisa en su rostro y al llegar frente a mí, se agachó, tomándome el rostro con su mano, haciendo que la mirase.

   —Ha pasado tanto tiempo. – dijo ella, sonriente. – Y sigues igual de bonita, es una lástima que tengas que morir.
   —Clarke... tú no eres así. – dije, tragando saliva mientras ella negaba con la cabeza.
   —Necesitas saber más. – sonrió y me tomó del brazo, haciéndome levantar con tanta facilidad. – Debes venir conmigo.
   —No lo haré. – dije, liberándome de su agarre, por lo que ella volteó a verme. – Mis amigos llegarán y no tardarán en detenerte.
   —Me subestimas querida. – sonrió y se acercó peligrosamente a mí. – Soy poderosa, eso no lo olvides. – dijo, para luego tomarme en brazos y con tanta facilidad, volar conmigo hacia un lugar que desconocía hasta estar completamente en él.

El cementerio.

Ella me dejó en el suelo y se acercó a una lápida, la cual reconocía perfectamente, pertenece a Amber.

   —Eres más lista que eso. – sonrió y miró la lápida. – Pronto estará listo el cuerpo.
   —¿Quién eres? – dije, temerosa y con algo de frío.
   —La peor pesadilla de muchos. – dijo sonriente, para luego ver como una camioneta negra se acercaba a nosotros.

Al pararse junto a mí, Clarke me hizo subir a la fuerza y ella subió a mi lado, dándole indicaciones al conductor desconocido para mí, pero que portaba unas brillantes alas blancas.

No tardamos en llegar a una enorme casa moderna que tenía ángeles cuidando los alrededores, lo que lo hacía más extraño.

Clarke me hizo bajar y juntas entramos a la gran mansión que teníamos delante de nosotras.

Ella no dudó en ir hacia un ángel que tenía en sus manos un gran tazón con fresas en él.

   —¿Gustas? – preguntó, mordiendo un trozo de su fresa fresca. – Nunca me cansaré del sabor. – dijo, pareciendo disfrutar su fruta.
   —No, gracias. – dije y ella sonrió.
   —Aunque este cuerpo no lo disfruta tanto como yo.

Inmediatamente la miré con confusión.

   —Oh... no lo sabes. – dijo ella, dejándose caer en un gran sillón, por lo que me senté frente a ella. – Verás, mi verdadero nombre es Lilith. – sonrió. – Y soy el ser más temible que pudiese existir.
   —No entiendo...
   —Este cuerpo no me pertenece, obviamente. – dijo, rodando los ojos y recobrando su postura. – En realidad soy un demonio. – sonrió. – Un demonio de la lujuria, aunque muchos nos conocen como Súcubos. – la miré. – Supongo que sabes lo que es y si no, te explico. – suspira y se levanta. – Soy una bella mujer que busca seducir a los hombres para robarles todo y algunas veces, asesinarlos. – sonríe y se gira hacia mí. – Pero antes yo era diferente, no quería hacer las cosas como son, ya sabes, quería romper las reglas y lo hice, me enamoré de un arcángel. – suspira y se sienta en el sillón. – La peor elección, ya que él me traicionó, solo era un juego, así que busqué vengarme por sus torturas.
   —¿Torturas? – ella asintió.
   —Azael me torturaba, me encerraba sin comida y al final, me desechaba como si fuese basura. – se encogió de hombros. – Se casó con una mujer que, no le daría nada, no como yo y encima, era horrible. – dijo lo último con un susurro. – Pero bueno, yo quise vengarme y créeme que mis venganzas son terribles.
   —Tu venganza me incluye. – dije y ella me miró.
   —Lo sé, tu no mereces eso, pero... naciste en el momento equivocado, o bueno, tus padres tuvieron la culpa, su sexo hizo que nacieras en ese momento.
   —¿A qué quieres llegar con esto?
   —A que la maldición que te asesinará ocurrirá pronto y.... no podrás escapar de eso. – se encoge de hombros. – A menos que fueses ángel y resucitaras, pero, desgraciadamente solo eres una Nephilim que no es inmortal.
   —Espera... ¿Nephilim? – me puse de pie y ella me miró.
   —¿No lo sabías? – sonrió. – Bueno, me alegra habértelo dicho yo.
   —Me tengo que ir...
   —Aún no. – dijo y la miré. – Debes saber la verdad, aunque yo no puedo decirlo todo. – se encogió de hombros. – Tan solo sabrás eso y también debes saber que mi querida bruja hizo todo lo demás de la maldición. – la miré, sorprendida. – Pronto sabrás más. – se levanta y se acerca a mí. – Me gustó tu compañía, eres buena chica, aunque sufrirás mucho. – acaricia mi rostro. – Debo decir que lo siento mucho, no mereces esto, pero es el destino, tan solo debes culpar a tus padres. – suspira y se aleja. – Nos vemos luego, haré mi cambio de imagen, claro, no mi verdadero, pero, por algo se empieza.
   —Pero...
   —Adiós, chiquilla.

Tan solo sentí unas manos en mis hombros que pertenecen a un ángel desconocido para mí, el cual me cargó con facilidad entre sus brazos y me llevó de vuelta hacia mi casa, en la cual se encontraban Alexander, Kyle, Liz, Gabriella y Jackson, los cuales parecían estar preocupados.

Al estar en el suelo, el ángel no dudó en desaparecerse con rapidez, llamando la atención de mis amigos, los cuales se acercaron con prisa, haciéndome preguntas a la vez sin siquiera dejarme responder alguna.

   —¿Qué demonios sucedió? – preguntó Jackson.
   —¿Te encuentras bien? – preguntó Alexander.
   —¿Te hicieron daño? – preguntó Kyle.
   —¿A dónde te llevó? – preguntó Liz.
   —Dinos algo, Arella. – dijo Gabriella, tomándome de los hombros.
   —¿Quién demonios es Lilith? – dije y todos se miraron entre sí, pero mi mirada se centró en Kyle, el cual parecía saber todo de ella.

Todos nos dirigimos a la casa de Roy, el cual se encontraba con mi tía, haciendo los planes de la boda, la cual sería pronto.

Así que nos encontrábamos solos, lo que era muy bueno.

Ninguno decía palabra alguna, tan solo nos encontrábamos sentados en los sillones de la enorme sala, mirando hacia el suelo.

Hasta que, por fin, Kyle decidió hablar.

   —Ella es un ser especializado en la lujuria. – dijo él y lo miramos. – Y su belleza me atrajo desde el primer momento, cayendo en sus redes, pero bueno, ya saben el resto. – dijo, encogiéndose de hombros y me miró, lo que me hizo ponerme algo nerviosa. – Ella comenzó la maldición que te perjudicaría, pero obviamente yo no estaba consciente de eso.
   —Eso todos lo sabemos. – dijo Jackson y lo miramos. – Pero ¿qué demonios quiere ella?
   —Venganza. – dije y me miraron. – Ella me lo dijo.
   —Es una larga historia. – suspira Kyle. – Todo es por Azael.
   —¿Mi padre? – dijo Alexander y él asintió.
   —Tu padre y Lilith tuvieron un amorío, pero obviamente eso no se podía, él era todavía un príncipe y ella un demonio, una "princesa" que pronto se convertiría en reina de su propio reino del infierno. – suspira. – Pero el padre de Azael no quería que su relación estuviese fluyendo, lo obligó a hacerle daño ya que ya tenían a su futura pareja, tu madre. – dijo mirando a Alexander. – Así que él, con tal de no perder su reino y su puesto como futuro rey, tuvo que torturarla, a su amor verdadero en ese momento y…. dejarla en aquel infierno.
   —Eso es... terrible. – dijo Gabriella y Kyle la miró.
   —Es más que terrible, es algo que... nadie debería soportar, es algo que dañó a todo el mundo... porque ella tenía un gran secreto, un secreto que Azael no sabía.
   —¿Cuál era ese secreto? – preguntó Jackson.
   —Hace 16 años, casi 17... ellos se encontraron de nuevo y tuvieron sexo. – lo miramos y sonrió de lado. – Así es, sexo, un sexo en el cual hubo un pequeño problema.
   —¿De qué hablas? – dijo Alexander y él lo miró.
   —Ella quedó embarazada.

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Una nueva villana llegó al pueblo, con amenazas futuras y tanta historia propia que afectará la vida de Arella y sus amigos.

Poco a poco sabrán más sobre ella y su pasado.

Espero y les vaya gustando esta novela<3

Gracias por leer<3

[COMPLETA] ✓ARCÁNGEL: La Maldición de los Reinos II [SAGA: ARCÁNGEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora