Capítulo 14

85 9 9
                                    

Oliver y Kaito estaban esperando a la entrada de uno de los cuantos caminos que daban al festival, ambos vistiendo ropas casuales, les daba mucha vergüenza y pena ponerse una yukata para solo esa noche.

El cielo estaba totalmente oscuro y estrellado, el lugar era iluminado por todas las linternas esféricas que colgaban a lo largo de las calles con los diferentes puestos del festival. Las personas llenaban el lugar por todos lados, muchas familias y parejas paseaban felizmente por el lugar disfrutando de una noche mágica que les ofrecía el otoño.

El rubio, por duodécima vez, sacó su celular y por el reflejo de la pantalla apagada se miró y acomodó su cabello, quería verse perfecto esta noche, sin mencionar que siempre había sido vanidoso. Kaito lo miró con una sonrisa en los labios, ya estaba acostumbrado a ver a su mejor amigo de esa manera siempre que se trataba del rojizo que robó su corazón.

—No te preocupes, amigo, te ves excelente.

—Eso es como obvio —guardó su celular— pero siempre pasa esto cuando pienso en él, simplemente quiero que todo salga perfecto.

—Si no hubiera sido por el fútbol nunca habríamos conocido a Fukase.

—Sí, agradezco que hayamos sido unos atléticos torpes ese día.

Era una mañana helada y para entrar en calor Kaito y Oliver habían ido a jugar un poco a la cancha antes de entrar a clases, siempre llegaban temprano por lo que no era un problema el preocuparse por la hora.

Estaban jugando de lo más bien hasta que Oliver ejerció más fuerza y la pelota salió volando lejos del lugar.

Ahora si que te pasaste, Oli.

Solo un pequeño desbalance de fuerza. Además, a éstas horas nadie se encuentra en la escuela más que nosotros.

—¡Auch! —escucharon el eco de una voz.

¿Solo nosotros dices? —se burló el peliazul.

Esa persona tiene muy mala suerte.

Ambos corrieron a donde creían se había escuchado la voz. Al llegar se encontraron con un chico pelirrojo en el suelo acariciando su cabeza y al lado de él estaba la pelota con la que antes habían estado jugando. Sin duda alguna esa era la persona con tanta mala suerte que justo había pasado por allí.

Disculpa, ¿te encuentras bien? —preguntó Kaito al chico.

A-a-aaahh, y-yo... —no los miraba, estaba con la vista en el suelo.

Te hicieron una pregunta, chico, ¿o te comió la lengua el ratón? —bromeó.

El chico en el suelo no respondió, siguió con la mirada baja y parecía que en cualquier momento se pondría a llorar.

Kaito miró a Oliver molesto, él había provocado que quisiera llorar y él lo arreglaría. El rubio se rasco la nuca y le extendió la mano a aquel chico.

Lo lamento, fue mi culpa que te cayera esa pelota.

El pelirrojo por primera vez subió la mirada, quedó observando la mano del rubio y unos momentos después la tomó levantándose con su ayuda. Tomó la pelota que le había caído en la cabeza y se la entregó a Oliver.

Nuestro lindo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora