Capítulo 4

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Agradecía que el fin de semana existiera, no iba a soportar los siete días de la semana las burlas de Yukari y Flower, sería inhumano. Lástima que su hermano tuviera clases temprano un día sábado, sino fuera así no tendría que estar un rato sola pero después podían estar todo el resto del fin de semana juntos.

Estaba preparando el almuerzo para los dos para que cuando su querido hermanito llegara muerto de hambre pudieran almorzar juntos. En eso siente que su celular suena en su bolsillo, lo saca para ver de que se trata, era una llamada de su madre.

—¿Hola, mamá?

—Hola cariño, ¿cómo estás?

—Bien mamá, estoy preparando almuerzo para cuando Mikuo nii-chan llegué. ¿Ustedes cómo están?

Estamos bien, cariño. Les tenemos buenas noticias, hoy por la noche volvemos a casa.

—¿De verdad?

—Así es mi niña, avisale a tu hermano cuando llegue, no quiero interrumpirlo en sus clases.

—De acuerdo mamá, le diré la buena noticia.

—Gracias. Te dejó porque aún nos quedan unas cosas que hacer antes de poder viajar, tú padre te envía un beso.

—Gracias mamá, cuídense en el viaje, los estaremos esperando despiertos.

—Okey cariño, adiós, nos vemos.

—Adiós.

Colgó y siguió preparando la comida más feliz que antes sabiendo que sus padres iban a estar en casa pronto. Ellos siempre estaban en viajes por su trabajo y cuando no tenían más viajes regresaban a casa con ellos, podía ser cosa de días o de un mes, siempre dependía del trabajo pero ellos no se ponían tristes porque sabían que hacían lo que les gustaba y podían visitar lugares bonitos.

Después de una hora Mikuo llegó a casa algo cansado, se notó cuando en lugar de entrar y saludar cariñosamente a su hermana solo dijo un vago "hola" y se tiró en el sillón de la sala totalmente agotado, en cualquier momento se dormía allí. Miku ponía la mesa mientras lo dejaba descansar un poco antes de comer, debe haber sido una clase intensa y estresante. Definitivamente no iba a estudiar medicina después de ver todo el agotamiento que tenía su hermano a diario por aquella carrera, lo admiraba por poder estudiar algo tan complicado y no estar muriendo en el intento.

Ya sentados en la mesa los dos Miku le dijo la buena noticia de sus padres.

—Por cierto, hoy me llamó mamá.

—¿Y qué dijo? ¿Están bien? —dijo con la boca llena de comida.

—Muy bien, de hecho, hoy en la noche vuelven a casa.

Mikuo casi se atraganta con la noticia, tuvo que tomar un vaso de jugo completo para poder pasar la comida. Ya fuera de peligro pudo reaccionar bien.

—¿Hoy mismo vuelven? —su hermana asintió— Les he dicho que avisen al menos con un día de anticipación para preparar bien la casa y recibirlos como se debe.

—Es su casa, no hay porque preparar tanto, ya hice la limpieza básica en la casa por la mañana, solo falta un poco de ordenar y preparar algo rico.

—Gracias Miku, siempre tan servicial, pero igual un día antes que nos avisen no está mal, podríamos comprar un regalo lindo pero supongo que tenemos otras cosas que hacer.

—¿Tienes que estudiar?

—Si, algo, pero no me tomará mucho, puedo hacerlo mañana y ayudarte hoy.

Nuestro lindo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora