Capítulo 17

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No le gusta, la odiaba, le horrorizaba, le daban ganas de vomitar de solo pensar en aquello, solo pasarsele por la cabeza el decirle 'gracias' a Yukari hacía que un escalofrío recorriera todo su cuerpo. Solo se la pasaría sin más y todo solucionado, puede que le hayan enseñado a ser más amable y respetuosa con los demás aunque no fueran de nuestro agrado pero era simplemente imposible si se trataba de ella, inimaginable.

Caminó por los pasillos suspirando por el cansancio emocional, tendría que cruzar palabra con ella de manera voluntaria y eso consumiría demasiada de su energía.

—¡Mi-i-ku! —un rubio la abrazó con un brazo del cuello cargando parte de su peso en ella haciendo que perdiera el equilibrio y gritara un poco.

—¡Len! ¡No hagas eso a alguien que camina sin fuerzas! —él rió bajo.

—Lo lamento, ¿estás bien? ¿No te resfriaste?

—Por suerte no, pudimos entrar en calor ambas.

—Me alegro de eso —miró que en sus manos traía una bolsa de papel— ¿Qué traes ahí?

—Es el chaleco que me prestó Yuzuki, tengo que devolvérselo pero de solo pensar en hablarle me dan náuseas —puso cara de asco.

—Admito que es humillante el hacer eso con tu peor enemiga pero ayer nos ayudó bastante encontrandote y dándote su chaleco para no pasar tanto frio.

—¿Y te vas a poner de su lado? ¡Traidor! —caminó un poco más rápido.

—Vamos, Miku —se puso a su velocidad— siempre estaré solo de tu lado, princesa —tomó su mano libre y la besó.

—Se que tienes faceta de príncipe pero juntarte con Oliver-senpai te está haciendo mal.

—Puede ser, pero así me adoran todos, incluso tú, mi adorada Miku.

Rodó los ojos divertida, su amigo tenía un aura y personalidad tan magnética que era casi imposible ignorarlo.

Len en ningún momento dijo una mentira ni en forma de burla, todo lo dijo de corazón al tratarse de la persona que se había ganado un lugar especial en su corazón.

Llegaron a su respectivo salón de clases y apenas entraron una pelimorada se lanzó al rubio ignorando completamente a la aguamarina y separándolos un poco.

—¡Len-kyuuuuun! —se colgó del cuello del chico.

—Yukari, me asustaste.

—Te quería agradecer por prestarme tu chaleco ayer —se lo entregó— era tan calentito y tenía todo tu olor impregnado, lo disfrute mucho —se sonrojó y le dio una mirada coqueta al chico—. Ahora, como agradecimiento, le puse de mi perfume, para que tengas mi aroma y te deleites con él.

Len solo pudo brindarle una sonrisa nerviosa, la chica de la que se había enamorado estaba parada a un lado escuchando todo mientras su enemiga lo abrazaba y coqueteaba con él, no podía haber situación más incómoda.

Miku, sin pensarlo dos veces se puso entre Yukari y Len separandolos y le extendió la bolsa de papel a la chica.

—Ten, ya lo lavé para que no tuviera mi olor.

—Pero que considerada, Hatsune, de nada.

—Nunca te di las gracias, se que algo tramas bajo esa apariencia de querer ayudar.

—Yo solo quise ayudar a mi Len-kyun —se ladeo y le sonrió al rubio detrás de Miku.

—Vamos, Len, tengo algo que mostrarte —tomó al susodicho de la mano y lo arrastró con ella.

Nuestro lindo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora