Capítulo 3

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Los siguientes días no habían tenido un gran cambio relevante. Len había sido el centro de atención de las chicas de casi toda la escuela por su comportamiento de príncipe y a Miku la habían dejado media olvidada, solo Yukari se metía con ella a veces para decirle que se alejara de Len, que era de ella pero a la aguamarina no le importaba ni en lo más mínimo, solo quería que ese rubio no le prestara atención.

Len se la había pasado intentando llamar su atención y buscándola por todas partes solo para terminar siendo rechazado y alejado, no entendía porque no permitía que se acercaran a ella, solo quería ser su amigo.

Las cosas tratando de buscar a esa persona tampoco iban bien, era como si de pronto hubiera desaparecido de la faz de la tierra. También era muy probable que haya dejado la ciudad y mudado a otra parte o país pero no se rendiría hasta, por lo menos, asegurarse de que ya no se encontraba en la ciudad. Tampoco es como si solo saber su apodo ayudara mucho, no es como si pudiera andar por las calles preguntando si conocían a una tal Mii-chan, era absurdo y daba mucha vergüenza hacerlo.

—Ya muévete rápido.

Habló su hermana menor detrás de él, sacándolo de sus pensamientos y devolviendolo a la realidad.

—Ya voy, Rin.

Agarró su bolso y ambos salieron de la casa con camino a sus respectivas escuelas.

Iban sentados en el metro que los conducía a cada uno cerca de su escuela, Rin iba arreglandose sus orquillas en un espejo de mano, se aseguraba de verse perfecta.

—Así estás bien.

—Tengo que estar perfecta, no quiero arruinar mi mala impresión con mis compañeras.

—De acuerdo, pero de verdad estás muy linda, no necesitas más.

—No uses tu teatro de príncipe conmigo, guárdalo para tus miles de fans.

No quiso debatirle pero de verdad él encontraba que se veía linda, después de todo era su adorable hermana de secundaria que apenas sabía del mundo. Trataba de protegerla y hacerla sentir segura pero como todo hermano nunca faltaban las bromas pesadas y las peleas amistosas y, obviamente, las millones de diferencias.

—¿Pensando nuevamente en esa Mii-chan? —le preguntó de pronto la rubia tomándolo de sorpresa.

—Tal vez.

—Deberías tener un recuerdo de ella en algún lado para que sea más fácil de encontrar, con ese apodo infantil es bastante difícil.

Él solo asintió, no quería pasarse la vida entera hablando de ella y como aún no la encontraba, estaba seguro que tenía a su hermana harta de tanto Mii-chan por todas partes.

—Aquí me bajo —se levantó y caminó a la puerta—. Adiós onii-chan.

—Cuídate, Rin.

Se despidió con la mano viendo a su hermana alejarse y encontrarse con unas amigas de ella. Se alegraba de que estuviera bien, después de todo un cambio de escuela es duro para una chica que va entrando en la adolescencia.

Hoy iba algo temprano a la escuela por apuro de su hermana de llegar temprano, tendría bastante tiempo libre antes de comenzar las clases y, al menos hoy, no tenía muchas ganas de entrar tan temprano a clases y ver como todas se amontonaban en su escritorio, sabía que él lo provocaba pero simplemente no podía evitarlo, era una personalidad que formó en Inglaterra después de que todas las chicas se acercaran a él solo por ser un extranjero, tuvo que adaptarse a tener tantas chicas cerca coqueteandole todo el tiempo.

Un balón de fútbol que llegó a sus pies lo sacó de sus pensamientos, había llegado a su escuela y en la entrada ese balón golpeó suavemente sus pies, lo recogió y miró a todos lados a ver si alguien la había perdido, no había nadie. Caminó un poco alrededor de la escuela viendo si encontraba a alguien hasta que vio a un chico pelirrojo caminando rápido buscando algo por los suelos, como nunca levantó la mirada a verlo casi choca con Len si no es porque este último le advierte.

Nuestro lindo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora