Capítulo 13

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Las vacaciones de verano se fueron pronto, dicen que el tiempo pasa volando cuando te diviertes y fue eso lo que le pasó a los chicos. Habían pasado muchos momentos divertidos, ya sea en familia o juntándose para hacer algo, sea lo que sea la pasaron bien durante las vacaciones y ya era hora de regresar a la escuela.

Rin ya se había recuperado del prematuro rechazo que había tenido con Oliver, había sido para mejor y para no darse más ilusiones que, desde el principio, eran imposibles.

Se encontraba en su lugar en la sala de clases hablando con sus amigas, aún tenían que convencer a Lapis de ir a la misma preparatoria pero si al final de todo prefería Sakura no la detendrían, solo tendrían que hacer todo lo que estuviera en sus manos para hacerla cambiar de opinión.

—Entonces, ¿podemos ir hoy a la preparatoria de Kaito-nii?

—Claro, hay que ir, tal vez así te convencemos, Lapis-chan.

—No lo creo, Rin-chan, ya he visto Sakura y me parece mi primera opción.

—Por favor, tan solo piénsalo —Kaiko junto sus manos a forma de plegaria.

—Lo pensaré, vayamos hoy.

—¡Viva! Te va a encantar la preparatoria.

—Solo lo dices porque allí está Kagamine-senpai.

—Bu-bueno... —jugó con sus dedos nerviosa— en parte, pero también se que es una buena escuela.

—Sí, solo ve que su hermano y mi hermano están allí, Fukase-senpai también y él es un cerebrito.

—¿Y tú, Rin-chan? —la miró Lapis— ¿Estás bien con ir? Está Oliver-senpai.

—Estoy bien, ya lo superé y me siento mejor que nunca —levantó sus brazos a modo de fuerza.

—Iré, pero no prometo que me guste.

—Nosotras te convenceremos.

Kaiko y Rin chocaron palmas cómplices, el primer paso para lograr que su amiga se interesara por aquella preparatoria y le fuera más fácil acercarse a Kaito ya estaba hecho, faltaba la parte difícil.

(...)

Durante las clases no pudo concentrarse bien, estuvo en todo momento distraído y pensando en otras cosas que cuando lo llamó el profesor para que respondiera una pregunta relacionada con la clase no pudo responderla y tartamudeo demasiado, para su suerte el profesor tenía un buen corazón y le dijo que fuera al baño a refrescarse.

Se lavó la cara con agua muy fría unas diez veces antes de mirarse al espejo y secarse con la manga de su camisa. Golpeó sus mejillas con sus manos algo fuerte para reaccionar.

—Solo es una carta de amor, solo es una confesión, nada que no te haya pasado antes —habló para si mismo.

En la mañana cuando abrió su casillero había una carta en el, la abrió y leyó allí mismo, una chica había escrito confesandole su amor y pidiéndole que lo viera al frente del jardín que tenía la cafetería a la hora del almuerzo, allí quería que él le diera una respuesta clara.

Muchas veces mientras estudió en el extranjero le confesaron su amor y tuvo que rechazar muchas de esas veces, también le había pasado desde que volvió a Japón, pero nunca ahora que sentía algo por alguien, siempre había tenido la cabeza fría y sin interés en alguien a la hora de rechazar por lo qué sabía como hacerlo de forma delicada, pero ahora que estaba flechado por alguien solo se podía imaginar su cara a la hora de hablar del amor.

Nuestro lindo amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora