mamá quiero ser menudo

Tonight we are young

Bajamos del elevador, y para mi sorpresa Ricky, Rubén, Robert y Robby estaban ahí sosteniendo cada uno una peonia en sus manos, esa era mi flor favorita, Ricky le dio una a Sergio, quien iba tomado de mi brazo.
Los chicos estaban parados formando una especie de camino hasta la entrada del salón, la cual estaba cubierta por una gran tela blanca y dorada.
Conforme fui avanzando cada uno me dio una flor. Mis ojos estaban cristalizados de la felicidad, pero fue en el momento en el que moví la tela cuando rompí en llanto.
Angelo estaba del otro lado esperándome con la última flor. Llevaba puesto un traje con una pequeña flor en el bolsillo.
( recomiendo leer esta parte escuchando la canción: we are young)
A mi entrada sonaba nuestra canción favorita "We are young"
Camine lentamente hasta donde él me estaba esperando. Me tomó la mano y me dio la última peonia. Me miro a los ojos y como si no hubiera nadie al rededor me besó.
"Tonight we are young, so lets set the world on fire, we can burn brighter than the sun" que significaba " esta noche somos jóvenes, así que vamos a quemar el mundo, podemos brillar más que el sol"
Eso era, brillábamos juntos y bailábamos al compás de la música.
- Estas hermosa- me dijo susurrándome al oído.
- Tu lo eres- le dije y lo abracé
Mi cabeza estaba puesta en su pecho y seguíamos bailando. Estaba tomando mi mano.
- necesito decirte algo- dijo
- Qué pasa?
- Hoy, me costó demasiado estar sin ti todo el día, y pensé, por que será tan difícil estar sin ella? Luego entendí todo, te amo y te necesito a cada paso de mi vida. Eres esencial para mi.
- Angelo eso es...
- Espera,- dijo interrumpiéndome- aquí viene mi pregunta.
Mis ojos se llenaron de lagrimas con la mirada fija en sus ojos.
- T/n quieres salir conmigo?
- Claro que si- dije y las lágrimas cayeron, lo abracé tanto como pude.
Amaba a Angelo, era lo mejor que tenía en mi vida, me hacía feliz cada día, me hacía reír, enojar, llorar, pero eso era todo parte de nosotros. Cada abrazo, cada beso, cada caricia volcados en una pregunta hecha con mil emociones, mil sentimientos, dos miradas, dos corazones, que se transformaban en una sola persona.
Eso éramos Angelo y yo, y era hora de que el mundo supiera eso.