Buenas y malas noticias

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Me habían dado el alta, aunque no estaba del todo bien emocionalmente, Edgardo le había dado órdenes a los chicos de que me distrajeran el mayor tiempo posible.
Me sorprendía que Robert tuviera algo para decirme cada día, yo pocas veces respondía pero me mantenía entretenida.
No veía a Angelo hace ya dos semanas, y aunque estaba dolida, lo peor todavía no había pasado.
Mi última noche en el hospital decidí armarme de valor, sin que nadie se diera cuenta subí por el elevador y llegue a su habitación. Respire profundo y entre.
Una lágrima recorrió mi mejilla, estaba ahí, tan débil, tan frágil. Mi Angelo estaba luchando por su vida, y yo no podía hacer nada.
Me senté junto a la cama.
- hola Ang- dije con la voz temblorosa- no sabes cuanto te extraño. Podrías volver?- dije y estaba vez me eche a llorar, inconscientemente lo abracé.
Fue ahí cuando sentí que se movió, levante mi rostro y lo vi.
Angelo había despertado.
Corrí a buscar una enfermera pero antes le dije que ya volvería.
- señorita necesitamos que salga de la habitación, la llamaremos cuando haya noticias.- me dijo y asentí con la cabeza.
Unos minutos después los chicos estaban llegando a la clínica. Me paré y caminé hacia Sergio, quien me rodeó en un abrazo.
- él lo hizo, Angelo despertó.
- lo sé, ahora vamos a tomar un café.- me dijo y tomó mi mano llevándome a la cafetería.
Estuvimos hablando al rededor de media hora, hasta que Edgardo llegó con las peores noticias que he recibido en toda mi vida.
- chicos, Angelo despertó
- Eso ya lo sabemos- dijo Robert- pero cómo está?
- El esta bien, pero hay un problema.
- Qué pasa?- dije parándome bruscamente de mi asiento.
- Angelo
- Edgardo qué pasa?- está vez grite
- Creen que es temporal pero, no recuerda nada.
- que?- sentí que el aire me faltaba y cai en mi silla. Estaba negada a creerlo, eso no era cierto, Angelo estaba bien, no podía no recordar.
Comencé a llorar en silencio con la mirada hacia el suelo. Robert se acercó a mi.
- Hey, todo va a estar bien- dijo por lo bajo tomando mi hombro.
- Aléjate de mi- dije y me fui del lugar.
Necesitaba pensar, y también tomar aire. Me sentía ahogada del mundo. Es temporal pensé. Pero mi mente se negaba a creerlo.
Crei que el lugar más tranquilo sería la terraza, todo se solucionaba en la terraza.
Me senté al borde del precipicio y respiré profundo.
Fue cuestión de segundos para que las lágrimas comenzaran a surgir dificultando mi vista, también fue cuestión de segundos para que Robert llegara corriendo a donde estaba yo.

mamá quiero ser menudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora