Raymond

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Raymond estaba sentado solo en la terraza, cuando lo vi decidí ir a sentarme junto a él.
- hola, puedo?- dije señalando el lugar a su lado.
- claro que si, siéntate- dijo
- Cómo estás?- pregunte y luego me di cuenta de que era una pregunta tonta.
- Es difícil, por más que uno sabe que su lugar no será para siempre aquí. Pero se que disfrute al máximo cada momento.- sus palabras hicieron que una lágrima me cayera. - y tu? Cómo estás?, me enteré de lo qué pasó con Ricky.
- Ah eso, no lo sé, ya no se que siento por Ricky y no está claro mi sentimiento por Angelo. Solo se que lo amo como jamás ame a nadie. Pero no lo sé.
- Yo creo que deberías dejar de pensar tanto, y hacer realmente lo que tu corazón quiera. Se que suena muy cursi pero es lo que deubes hacer, y en mi opinión debes ir a por todo con Angelo. Solo piénsalo.- No pensé en nada y solo abracé a Raymond y comencé a llorar. Luego de un rato en silencio bajamos al sofá de la sala y estuvimos horas hablando ahí hasta quedarme dormida. Se que después Raymond me llevo a mi cama y me beso la frente diciendo que me extrañaría. Eso si lo recuerdo.
A la mañana siguiente desperté, pero Raymond ya no estaba. Y fue ahí cuando conocí a mi peor pesadilla. Robert.
Robert se presentó en el desayuno, y su presencia no me había caído nada bien.
- qué pasa t/n?- me pregunto Angelo viendo mi cara de rechazo.
- nada es solo que, Robert no se me hizo tan agradable que digamos.
-ven vamos arriba- dijo llevándome de la mano.
Para mi sorpresa Robert se encontraba en nuestro cuarto revisando mis cajones.
- qué haces aquí?- le grite, pero cuando vi lo que tenía en la mano me quede helada.

mamá quiero ser menudoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora