Capítulo 1 // De ella

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<Lo escrito de esta manera será hablado en francés>

La alarma sonó, Aleene perezosamente dejó caer su mano sobre el reloj, talló sus ojos con la palma de las manos y se estiró, después de soltar un largo quejido se dirigió al baño para refrescarse y lavar sus dientes, salió para vestirse medianamente formal y rápidamente recogió su cabello en una coleta para salir del departamento.

— Buenos días — la saludó con una sonrisa el portero del edificio

— Buenos días, señor Finn

Salió rápidamente para subir a su motoneta, llegó a la casa donde daba clases de francés a los pequeños niños de la familia, la abuela como siempre la recibió en la puerta, la saludó con la mano.

— Buenos días, Aleene ¿tomarás el desayuno con nosotros?

— Me encantaría, señora Carnell

Dos mellizos rubios salieron corriendo por el jardín, directo a las piernas de la chica

— ¡Aleene ha llegado! — canturreo la pequeña haciendo reír a todos

— ¡Aleene ha llegado! — le siguió su mellizo, se tomaron de las manos y comenzaron a dar vueltas

— ¡A lavarse las manos! — les sacudió con cariño el cabello — recuerden que pancita llena para cerebro...

— ¡Fuerte! — le contestaron los dos sonriendo

— No puedo creer que les hayas caído tan bien, sus antiguas profesoras no duraban tanto

— Me gusta estar con los niños, además ellos son totalmente adorables — la abuela le dedicó una sonrisa tierna — ¿Hasta cuándo volverán sus padres?

— Huh — acomodó sus anteojos circulares — no lo sé, la verdad la última carta no era muy precisa

La joven pelirroja trató de sonreir, le causaba gran incomodidad pensar que sus padres los dejaban a cuidado de su pobre abuela, no es que fueran malos niños, simplemente creía que los chicos necesitaban la atención de ese par, necesitaban a sus padres.

El cuarteto desayunó en el gran comedor, habían preparado panqueques, tomaban jugo y comían yogurt con fruta picada, los pequeños hacían un par de comentarios sobre películas que habían visto, y las adultas mostraban interés a los mellizos, después de una sobremesa, se levantaron para ir al estudio destinado para el par.

Buenos días, hoy seguiremos hablando sobre criaturas

— Buenos días, Aleenela pequeña sostuvo su rostro entre ambas manos

Aleene, yo quiero ser un león — el pequeño rugió

Bien, yo quiero ser un hada — con las manos hizo unas alas y los pequeños la miraron fascinados

Yo quiero ser un pollito — la rubia comenzó a piar

¿Cómo se le llama a este animal? — la pelirroja actuó como un pez

¡Pez! — gritaron los rubios

Continuaron practicando su segundo idioma, resolviendo las preguntas de la joven y explicando la escritura y demás con pequeños dibujos en el pizarrón, sin duda los pequeños manejarían dicho idioma como si fuera el natal. Después de las horas de clase, Aleene tomó su bolso y se despidió de la familia, cuando iba camino a su departamento una llamada la interrumpió.

— ¿Sí?

— Aleene ¿puedes cubrirme en el turno de la noche?

— ¡Pero Lily no...

— Por favor, Aleene, te prometo que lo recompensare, solo esta vez, Dave quiere salir conmigo...

— Dave, Dave, Dave — sobó el puente de su nariz — lo haré, pero está será la última vez

— Gracias, hermosa, te quieroooo

La llamada terminó con un beso por parte de su amiga, cubrirla significaría quedarse dos turnos, es decir, irse a casa apenas dieran las siete de la mañana, apenas podría dormir un par de horas. Minutos después llegó al edificio, donde se encontró con la sonrisa reconfortante del señor Finn.

— Ahh, señorita Relish, le llegó este paquete

— Lo había olvidado — soltó un suspiro — muchas gracias, señor Finn

— Pensé en subirlo, pero decía frágil y con estás muñecas — hizo un movimiento sutil — hubiera salido totalmente mal

— No se preocupe, ya ha hecho mucho por mi — la pelirroja rió y tomo el paquete

Dejó la caja sobre su cama, no quería abrirlo porque sabía bien lo que era, la invitación a la boda de su hermano había llegado un mes antes, y su madre había llamado para decirle lo mucho que la emocionaba y las cosas que la joven debía usar. Se cambió rápidamente a algo más cómodo, después de pasar a comer algo llegó a la cafetería donde trabajaba, se puso el overol verde menta, y se colocó frente a la caja. Las horas pasaban rápidamente por la tarde, las personas reían y ella hacia bonitos dibujos sobre el café cuando tenía tiempo libre; cuando se oscureció la clientela comenzó a bajar y las horas comenzaron a pasar más lento.

Aleene comenzó a garabatear sobre una servilleta, sin darse cuenta la llenó de pequeños dibujos, flores y animales se entrelazaban; dió media vuelta y se preparó un café, lo bebió con cuidado, las personas que quedaban salieron y la chica soltó un gran suspiro, después de unas horas una voz la interrumpió

— Buenas noches — la saludó un hombre alto

— Buenas noches — le sonrió amablemente — ¿qué vas a llevar?

El chico miró los nombres que estaban detrás de la chica, paso su mano sobre su labio inferior y después señaló el cartel

— Un capuchino

— Claro, en un momento

Aleene preparó el café del joven y lo dejó en frente de él, cuando este ya se había sentado en frente a la barra

— Muchas gracias — le sonrió con coquetería

La chica solo asintió, tenía las mejillas rosadas, pues aquél desconocido le parecía absurdamente atractivo, volvió detrás de la caja, arregló rápidamente las máquinas y las tazas ya limpias; después de hacer esas tareas, levantó la vista, el chico ya no estaba, ni siquiera había escuchado la campanilla sonar, se acercó al lugar donde estaba y encontró una servilleta con algo escrito

"Espero volver a verte pronto, G"

Con un aire de confusión arrugó la nota, y la tiró a la basura, esperaba que no fuera uno de esos sucios acosadores que llegaban solo a verla, el chico le había parecido guapo, pero no se había molestado en dejar las cinco libras del café; con disgusto volvió detrás de la caja, cuestionandose a quién carajo se le había ocurrido la terrible idea de una cafetería 24 horas.

SOUL /// GEORGE WEASLEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora