Capítulo 40 // Interrumpió

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Aleene había salido de la ducha, trataba de calmar sus nervios repitiéndose a sí misma que estaba haciendo lo correcto, sería sencillo hasta ahora no había visto a McGregor más que una sola vez, no podía ser tan complicado, repetía y repetía su cabeza.

Se puso la bata para cubrirse la ropa interior y salió del baño, su mente ahogada en pensamientos terribles ni siquiera le dió tiempo de darse cuenta que una lágrima recorría su mejilla, fue hasta que se miró en el espejo cuando se dio cuenta de la imagen.

— Pero qué — susurró cuando se dio cuenta

— Señorita Relish, equipo de vestido y maquillaje — interrumpieron tocando la puerta

Aleene se limpió la lágrima y de aclaró la garganta

— C-claro, adelante

Frente a sus ojos paso un equipo con pequeñas maletas negras, iban vestidos de negro y totalmente preparados, una de ellas se acercó al vestido que colgaba en uno de los grandes muros y comenzó a darle últimos arreglos.

Las otras dos jóvenes la hicieron sentarse para comenzar a maquillarla y peinarla.

— No estés nerviosa, todo saldrá más que bien — le dijo una con una sonrisita peculiar

Aleene solo asintió con la cabeza, no podía dejar de pensar en lo que estaba sucediendo, era como sentir que toda su energía se había evaporado y ahora solo actuaba como en automático. Había imaginado que el día de su boda sería uno muy feliz y emocionante, sin embargo se sentía sin ganas, como si solo quisiera dormir para siempre.

Manos hacían y deshacían sobre su rostro y cabello, pasaron un par de horas hasta que todo quedó listo, se encontraba mirándose en el espejo, el vestido no la hacia sentir especial, no la hacia sentir nada.

— Solo falta esto — una de las chicas levantó el velo

— Emocionate, linda, te ves espectacular — dijo otra

— Sí, todo es muy bello, gracias — les sonrió sin mostrar los dientes

Una de ellas se acercó a colocarle el velo, la tomó amable y cuidadosamente por los hombros y le sonrió para después susurrarle

— Todo estará bien, Aleene

En el más grande de los jardines se encontraban amigos, colegas y familia en espera de la ceremonia, las sillas blancas con un listón y flores violetas adornaban la vista sobre el verde césped.

El castaño estaba en el altar, se veía extrañamente nervioso y parecía querer deshacerse del moño violeta que adornaba el cuello de su camisa, aclaró su garganta rápidamente y tomó una postura recta.

La música comenzó a sonar y Aleene camino del brazo de su padre hacia el altar, en completo silencio y sin nada de su brillo que siempre la acompañaba, con un hueco en el estómago se paró a un lado del castaño y un "aaaw" inundó el espacio.

— No pareces nada contenta, preciosa

— No sé de qué hablas — contestó seca sin mirarle

— Mira esto — la tomó de la mano y con cuidado le dejo una mancuernilla con una "W"

— ¿George? — pregunto emocionada y el asintió con orgullo

Aleene sintió como la energía le recorría desde los talones hasta la nuca, las rodillas le tambalearon y la felicidad le regreso al cuerpo, casi como si viera la luz al final del túnel

De repente todos los que estaban presentes en la boda uno a uno iban cayendo, George miraba triunfante, una de las maquillistas retomaba su apariencia, nada más y nada menos que Marie, le guiñó un ojo y movió su varita, George la tomó de la cintura y ambos aparecieron en el departamento.

— ¿Cómo hiciste todo?

— Bueno, fue complicado — comenzó a explicar con un toque de arrogancia — necesite una poción y un cabello de este sujeto — se señaló a sí mismo — y después solo me hice pasar por él, Marie hizo lo mismo, ahora es como si Aleene Relish hubiera desaparecido

— ¿Desaparecido? — cuestionó tomando su brazo izquierdo con el derecho — ¿A-a qué te refieres?

— Ahora eres libre, preciosa — sonrió brillante — libre de todo, tu familia, McGregor, todo

— No puede ser — se cubrió los labios con la punta de los dedos — No, George, no puede ser — comenzó a caer sobre sus rodillas casi sin darse cuenta

— ¿Aleene? — George se arrodilló frente a ella

— No puede ser, George, tengo que hacerlo, tú no sabes lo que está pasando con ellos, ellos están en peligro — dijo casi sin respirar

— Pero — trato de hilar sus ideas el pelirrojo

— No tenían derecho — se quejó señalandolos , Marie se quedó congelada, apenas iba llegando

— Preciosa no digas eso — George se acercó a ella y le limpió las mejillas con sus pulgares

— No, Weasley, necesito hacer eso — dijo con furia — ustedes, no debían — se alejó del pelirrojo bruscamente dirigiéndose a las puerta

— Aleene — intervino Marie — tranquila, no deberías de salir...

— ¿Así? — cuestionó sarcástica y se asqueo cuando noto el parecido con su padre — si les pasa algo no se los perdonaré jamás

La pelirroja hizo a un lado a Marie con un ligero golpe en el hombro y salió del departamento, la gente de la calle la miraba extrañada, pero a ella no le importaba "seguro debe haber un taxi por aquí" repetía para sus adentros, tratando de creerselo.
Le tocaron el hombro y sabía bien quien era

— Weasley, no sabes lo que hiciste — George intentó hablar, pero ella lo interrumpió — no sé que haya pasado antes, y no lo puedo recordar, pero nada de lo hayamos vivido te da permiso de hacer tus planes

— Aleene, escúchame, yo-

— Nada Weasley — le interrumpió nuevamente — Esta vez no lo hiciste nada bien, más vale que hagas tus truquitos y lo arregles

— Tan solo permíteme llevarte a casa — murmuró

Ambos pelirrojos se quedaron viendo, y cuando ella cedió, segundos después ya se encontraban en su departamento

— ¿Por qué? — cuestionó el mayor

— Están al borde de la muerte, Weasley, y no es de tu incumbencia, solo resuelve todo lo que hiciste

— Disculpame, Aleene — murmuró nuevamente mientras se alejaba de ella

Aleene no contestó nada, estaba realmente molesta, un poco más de presión y pudo haber roto su quijada, sentía como los ojos le ardían y como la energía pesada le inundaba todo el cuerpo, con una pizca de desprecio por lo sucedido miró a George, quién cabizbajo desaparecio de la habitación.

— ¿Lily? — cuestionó después de haber esperado un largo rato a qué respondiera la llamada

— Lo siento, creo que estás equivocada — respondió la rubia

SOUL /// GEORGE WEASLEY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora