Sonreí cuando nos separamos, extrañaba tanto sus labios y sus besos, no sé cómo aguanté tanto tiempo sin ellos.
- Desde el primer momento en el que te besé, supe que ya no habría vuelta atrás, que no importaba cuánto intentara alejarme, no podría, siempre regresaría a ti y siempre lo haré- confesó.
- Se que no tendré eternidad como tú, pero mi amor por ti lo será, mientras esté en tu corazón no importará cuánto tiempo pase, ese amor seguirá ahí- sonrió y me dio un pico.
- Daría mi eternidad por una vida contigo, no me interesa vivir miles de ellos si tú no estás conmigo- esta chica no puede ser más tierna- bueno, será mejor que vayamos a casa- asentí.
Cualquier doctor, enfermera o persona que nos encontrábamos saludaba alegremente a Poché, quién regresaba de la misma manera el saludo. Pasó lo mismo al salir del hospital. Todos la saludaban, y no por hipocresía u obligación, podía ver en sus miradas el cariño que le tenían.
Lo único que no me agradó fue como la miraban las niñas tontas y hormonales, pero me relajaba al ver como Poché me sonreía y me miraba, ignorando a aquellas niñas.
Al llegar frente a su casa tocó la puerta, ya que no tenía llaves.
La miré, la miré como ella me mira, la miré como todos debemos ser mirados, la miré como mi más grande tesoro, mi mayor descubrimiento, mi mejor logro.
- Te quiero- hablé.
La ví sonreír y el brillo de sus ojos aumentó, parecían dos diamantes.
- También te quiero- me dió un beso en la mejilla.
No pasó mucho para que abrieran la puerta. Era Sebas y tenía una pedazo de pan en la mano. Nos miró, luego miró nuestras manos y nos sonrió de manera pícara.
- Pasen, par de tortolitas- abrió más la puerta y se quitó para que pudiéramos pasar.
Ninguna de las dos hizo algún movimiento que indicara querer soltarse, es más, nuestra agarre se volvió más fuerte.
- Díganle al tío Sebas ¿Qué travesuras hicieron en el hospital?- nos preguntó mientras cerraba la puerta.
- Ninguna, esta vez no escapé- se encogió de hombros.
- Hubieran aprovechado para un rapidín- le dio una mordida a su pan.
- Tú también hubieras aprovechado para un rapidín, oh, perdón, había olvidado que estás soltero- Sebas le sacó el dedo de en medio y yo reí.
- Todos estamos en el comedor- se fue molestó.
Caminamos detrás de él. Al llegar al comedor todos nos voltearon a ver, sus miradas bajaron a nuestras manos y sonrieron.
- Antes de que empiecen con sus cosas, aún no somos novias- dejaron de sonreír.
- Solo ilusionan, así que chiste- se quejó mi papá.
- Nos conocemos desde hace dos meses, no podemos tener una relación sin habernos conocido- nos fuimos asentar a unos sillas que estaban desocupadas a lado de Mario.
- Dani no está familiarizada con la forma en la que nosotros iniciamos una relación, así que lo haremos de la manera que ella se sienta cómoda- me dió un beso en la mano- y quiero que ella me conozca al 100% antes de empezar una relación.
- Me parece muy bien. Por nuestra parte ya tienes el permiso para ser la novia de Dani pero aún así queremos conocerte- dijo mi papá.
- Claro, sin problemas- se encogió de hombros.
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Mi Guardián
Fiksi PenggemarUna guerra (Luz contra obscuridad) Una venganza (por muerte de un ser amado) Una salvación (Una chica) Un amor Y un solo destino (La muerte)