Capítulo 17.

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Abrí mis ojos lentamente, estaba boca abajo, mi rostro había impactado contra el suelo, solté un quejido de dolor al momento de girarme, la cabeza me dolía a horrores.

Me levanté del suelo lentamente, sentí algo viscoso y húmedo bajar por mi espalda, toqué con suavidad y miré mi mano, era sangre. Recordé lo que había pasado y el miedo me inundó.

Olfatee el aire y el aromo de los chicos inundó mis fosas nasales. Di un paso pero todo me dio vueltas, cerré los ojos, sacudí mi cabeza, volví a abrir mis ojos y comencé a caminar de manera rápida, veía borroso, apenas y podía distinguir los árboles que estavan frente a mi.

Sentia mis piernas débiles, chocaba con los árboles y a veces caí, pero no me importaba, debía llegar a los chicos. Escuché sus voces y sus risas pero no iba a estar tranquila hasta verlos.

Cuando logré distinguirlos, corrí hacia ellos, entre más me acercaba podía verlos mejor. Pero a unos metros de ellos, volví a caer, escuché sus risas.

- Poché no sería ella sin sus caídas- habló Angel.

Intenté levantarme pero no pude y volví a caer, todos volvió a darme vueltas y volví a escuchar aquellos susurros.

- Ya viene, ya viene, ya viene- volvían a repetir.

Los susurros poco a poco se convirtieron en gritos desgarradores.

- ¡YA VIENE, YA VIENE, YA VIENE, YA VIENE!

Cerré mis ojos y llevé mis manos a mis oídos, intentando disminuir los gritos, los cuales se volvían más fuertes.

- ¡YA BASTA!- supliqué.

- ¡3 DE SEPTIEMBRE DE 1459!- fue el último grito que escuché antes de que todo quedara en silencio.

Abrí mis ojos y quité mis manos de mis oídos de manera lenta. Ya no estaba en el bosque, era otro lugar, un campo de batalla.

Había cuerpos sin vida y algunos seguían quejándose de dolor, cenizas y fuego, sangre por doquier. La guerra fue devastadora para quienes participaron.

Me levanté despacio, miré a mí al rededor y comencé a caminar. Olfatee el aire pero solo olía a muerte, cuerpos quemados y sangre.

- Todo volverá a repetirse- me susurraron al oído y desperté.

Estaba cubierta de sudor, mi respiración era errática y mi corazón latía demasiado rápido. Miré a mí al rededor, reconociendo de inmediato en dónde estaba, mi habitación.

Me levanté de la cama y salí de mi habitación, escuchaba que hablaban en la planta baja, por su tono de voz sabía que estaban preocupados.

- ¿Cómo fue posible que terminara así?- era la voz de mi papá.

- No lo sabemos, ya todos te explicamos lo que sucedió- respondió Kim.

Bajé despacio, intentando hacer el menor ruido posible.

- Todo esto se está saliendo de control- era Lukyan- debemos encerrarla o podría causar algún accidente.

- ¡Nadie va a encerrar a mí hija!- gruñó mi papá.

- Hasta el momento no ha dañado a nadie, no será necesario- intervino la reina.

- ¡¿Acaso no se dan cuenta del peligro que implica que ande por la manda y con los humanos teniendo a Ana despierta?! ¡Podría dañarnos, incluso matarnos!- exclamó con enojo.

- No lastimaría a nadie- interrumpí.

Estaban casi todos, solo faltaban los papás de Dani, Juli y Abby.

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