Capítulo 28

761 114 11
                                    

Poché

Estaba demasiado nerviosa. Hay temas que no quería hablar con ella todavía porque ni siquiera somos novias y esos temas son íntimos entre parejas, lo último que quiero es incomodarla o presionarla.

-¿Sobre qué quieres hablar primero?- pregunté para interrumpir el silencio incómodo en el que estábamos.

-Sobre el celo, Vane me dijo que era lo más importante- asentí.

-El celo, calor o rutina, es la etapa principal para el apareamiento. Es cuando el hombre o la mujer entran en un estado en el que se es necesario tener relaciones por un par de días. Los hombres tienen su rutina cada 5 o 4 meses, y las mujeres tienen su calor cada 3 o 4, rara vez son los casos en las que la rutina de un hombre y el calor de una mujer llegan a ser el mismo tiempo- expliqué- generalmente para cuando se comienza esta etapa, que es poco después de su primera transformación, la mayoría ya debe de tener a su mate o algún compañero o compañera para pasar los días, especialmente las mujeres, llega a ser doloroso, principalmente en su primer calor- continúe- pero, también hay supresores, que, de igual manera, son principalmente para las mujeres, la rutina de los hombres es más fácil de soportarla ya que no sienten dolor alguno. Lo que los supresores hacen es ayudar a calmar el calor o incluso lo termina, depende de cada organismo.

-¿Estás por comenzar tu celo?

-Si, dos días después de mi cumpleaños.

-Quieres que yo...- la interrumpí.

-Definitivamente no, mi celo lo pasaré sola. Durante esos días me iré a otro lugar para evitar que algún otro miembro soltero o soltera de la manada intenté algo.

-¿No quieres pasar tu celo conmigo?- preguntó con algo de decepción.

-No es eso, cielo- la abracé- me encantaría pasar mi celo contigo.

-¿Entonces?

-No quiero presionarte, mucho menos pedirte que hagas algo para calmar mis necesidades no tan básicas.

-¿Buscarás a alguien más para que te ayude?- negué.

- No, nunca lo haria- respondí de inmediato.- Mi primer calor lo tuve a los 15 años y estoy por cumplir 19, mi calor lo tengo cada 4 meses lo que equivale a 12 calores en 4 años. Todos los pasé sola. Aprendí a soportar el dolor sin supresores. Ahora no sé si podré soportarlo porque te he encontrado y mis instintos más salvajas suplicaran para tomarte.

-¿Le harías caso a tus instintos?- tardé en responder.

-No lo sé, por eso debo estar alejada de ti durante esos días.

-¿Y si quiero que pases tu celo conmigo?- me tensé.

-No creo que sea buena idea. Aún no comenzamos una relación y quiero acortejarte como es debido, seguir las tradiciones de mi especie pero al mismo tiempo darte el espacio qué necesites.

Se separó de abrazo para poder encararme.

-Pero dijiste que cuando comienzan su celo ya deben tener mate o algún compañero. Yo soy tu mate- se cruzó de brazos.

Sonreí ante lo último que dijo.

-Sí, eres mi mate- volví a abrazarla- haremos algo con lo de mi calor, ya que quieres estar conmigo- llevé mi rostro a su cuello- ahora que te he encontrado, necesitaré de tu calor y de tu aroma para estar más tranquila- respiré profundamente para llenar mis pulmones con su aroma- tomaré los supresores para mantener a raya mi calor. No tendremos intimidad, no te tocaré más allá de lo necesario.

-¿Por qué no?- soltó un suspiro cuando dejé un beso en su cuello.

-Ya lo dije, primero te voy a acortejar, iremos al mismo tiempo que una relación humana y hasta el día que te marque voy a tocarte como deses- hizo un sonido de desaprobación.- Créeme, me será difícil mantener mis manos quietas teniéndote a mi lado y con mi calor de por medio. Aún no comienza y se me dificulta estar quieta- me separé de ella para mirarla a los ojos- pero a pesar de eso, mantendré mi palabra, eres mi mate y quiero hacer las cosas como se debe.

-Ni novias somos y ya te quiero terminar- me reí ante su berrinche

-Eres tan hermosa, te quiero- le dí un pico.

-Si bueno, por el momento no te quiero- volví a reír.

-Mejor cambiemos de tema ¿Qué otra cosa quieres saber?- me acomodé para quedar acostada por completo.

-No lo sé, cualquier cosa importante que daba saber- sé encogió de hombros.

-En todas las manadas hay una regla. Si nuestro mate es de una especie diferente debe ser convertido para poder permanecer en la manda de su pareja.

-¿Van a transformarme?

-Si te marco, sí.

-¿Me marcarás?

-Solo si tú así lo deseas.

-¿Cuándo lo harías?

-Cuando me ames cómo yo te amo.

-¿Harás qué te ame?- sonreí.

-Voy a conquistarte, acortejarte, a enamorarte y espero que con eso logré qué me ames y si no es así, seguiré intentando hasta lograrlo.

-Yo quería seguir enojada contigo pero con las cosas lindas qué dices es complicado, a veces me gusta y otras odio eso.

Reí y la jalé para que se acostara conmigo.

-Es lo que tienes que soportar, mi vida- la abracé.

-No obligatoriame- sonreí negando.

-Y así quieres pasar mi calor, no, mejor me voy sola- la molesté.

-Síguele y dormirás en el sofá- solté una carcajada- No estoy jugando, Garzón.

-Uy, el sofá es incómodo, mejor dormiré a fuera- me dio un golpe en el brazo- ¿Y ahora tú, por qué tan agresiva? Ya ni Ana- la seguí molestando.

-¿Sabes? Mejor hoy duermo con mis papás- se iba a levantar pero no se lo permití.

-Ya, no te enojes, te hará daño- me mordí la lengua para no sonreír- ¿tanto te molesta el hecho de que no quiera pasar mi calor contigo?- le pregunté pero me ignoró- si tu papá se entera de esto, me matará antes que Ana y aprecio mucho mi vida.

-Mi papá no te hará nada, no seas cobarde, Garzón- la miré indignada.

-No soy cobarde, es solo que quiero estar en buenos términos con tu papá.

-Cobarde- volvió a repetir.

-Como soy cobarde y no le quiero decir a tu papá, no estarás conmigo durante mi calor, ni modo, suerte para la próxima.

Iba a levantarme para salir de mi habitación pero Dani, en un movimiento muy rápido, se colo encima de mí con sus manos sobre mis muñecas. Estaba por decir algo cuando abrieron la puerta de golpe.

-Chicas, dice Mafe qué ya....- se calló cuando vio nuestras posiciones- oh, yo, perdón, debí tocar la puerta, lo siento- salió casi corriendo y completame roja- ¡Nadie suba, hay acción aquí arriba!- avisó.

-¡GARZÓN, SOLO ESPERO QUE MI HIJA SIGA INTACTA O SERÉ YO QUIEN TE MATE!- me amenazó Germán.

-¡DANIELA, DEJA A POCHÉ EN PAZ O TE VOY A PROHIBIR QUE DUERMAS CON ELLA!- gritó Mafe y de inmediato Dani se quitó de encima.

-Y la cobarde soy yo- la molesté.

-Cállate, Garzón- gruñó.

-Bajemos antes de que vengan por nosotras y tu mamá te cumpla lo que dijo- me levanté de la cama.

-Y mi papá también- sonreí.

-Sigues intacta y seguirás así.

-Ya lo veremos- advirtió.

Se levantó de la cama y salió de la habitación.

-Diosa Luna, dame fuerzas para no caer en tentación- murmuré.




Mi GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora