Capítulo 19

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Poché.

Llevábamos 2 horas caminando y los chicos se notaban muy cansados y aún faltaba 1 hora más de caminata.

- Descansemos un rato- dije.

No lo pensaron dos veces y se sentaron en el suelo recostandose en los árboles.

Dani aún no me permitía acercarme y no sé la razón.

- Tal vez se siente abrumada- opinó Alexa.

- Pero no entiendo el porqué, solo le regalamos flores y le pedí que utilizará una prende mía para evitar las miradas de más- respondí.

- Posiblemente eso le pareció excesivo- la miramos confundida- lo de la ropa- completó.

- Tienes razón, pero no iba a permitir que saliera así, las miradas y los pensamientos de algunos miembros de la manada no eran de los más correctos- suspiré para tranquilizarme- las cosas son diferentes aquí y lo saben, el no marcarla y el hecho de que aún no me haya aceptado se considera como si estuviera soltera y es blanco fácil para cualquier idiota sin mate- continúe- mi olor es lo único que podría mantenerlos alejados ya que por obvias razones no quieren meterse conmigo.

- Lo mejor pedirle opinión a las chicas- sugirió Day- debemos aprender a como llevar una relación humana, por Dani.

- Lo sabemos pero por ahora démosle espacio- corté la comunicación.

Decidí subirme a un árbol. Dejé el ramo de flores en el piso, tomé impulso y salté hasta la primera rama. Repetí esa acción hasta llegar a la última rama.

La vista era grandiosa, se podía ver a lo lejos la manada y el lago, el inmenso bosque. Se escuchaba el sonido del agua, el movimiento de las hojas por el viento, los animales caminando por el bosque o volando sobre él. Era hermoso. La naturaleza era mi segundo lugar favorito, el primero era Daniela. Cuando estoy en el mismo lugar que ella me siento en paz, algo que necesito.

Me he puesto a pensar que sería de mi vida si ella no estuviera. Tal vez Ana aún no habría despertado, no escucharía esas voces ni tampoco tendría esos recuerdos ajenos, no tendría dolores, no tendría que poner en riesgo mi vida y evitaría muchos accidentes. Cualquiera que me escuchara decir eso pensará que conocerla fue lo peor que pude haber hecho, pero no es así, hasta el momento aceptar lo que siento por ella ha sido mi mejor decisión, conocerla lo mejor que me ha pasado. Ella me hace sentir que no estoy sola, que cuando lo necesite ella estará ahí para mí, me hace sentir normal, que encajo en algo y en alguien. En ella encontré mi lugar.

En muchas ocasiones, antes de que me diera una oportunidad, llegué a pensar que podría vivir y estar sin ella, pero ahora comprendo que ya no puede ser así, que nunca iba a poder ser así, no desde que la conocí. No hay manera de evitar mis sentimientos hacia ella, de evitar que me enamorara de ella, de que nos conociéramos. Hay cosas que están destinadas a ser, personas que estamos destinadas a conocer y me alegra que ella haya sido una de esas personas.

Dejé de pensar y decidí relajarme, cerré los ojos y me concentré en el sonido del bosque y solo eso.

- Me sigue sorprendiendo lo ingenua que llegas a ser, Garzón- escuché su maldita voz- ¿Crees que tendrás paz, que estarás tranquila? ¿En serio crees esa estupidez?

- Solo dime lo que quieres y lárgate- gruñí

- Hay muchas cosas por decir pero no lo haré, no todavía- respondió- voy a mostrarte algo, pon mucha atención.

Abrí mis ojos y ya no estaba en el árbol, seguía siendo un bosque pero era de noche. Se escuchaba el sonido de madera quemándose, olía a sangre, piel quemada, cenizas.

Escuché un ruido a unos metros más adelante de mí, fue una rama rompiéndose y una respiración agitada, como si hubiera corrido demasiado. Seguí el sonido con cuidado para evitar ser descubierta.

A lo lejos visualice una silueta, por la altura sabía que era una niña. Se escondió detrás de un árbol mientras miraba hacia una dirección. Me acerqué lo suficiente para ver lo que ella veía.

- Mamá- murmullo la niña.

Había un grupo de 100, entre humanos, vampiros, hombres lobo, ninfas, demonios y hechiceros. Todos ellos miraban a una mujer, era híbrida, demonio y hechicera.

La niña comenzó a acercarse lentamente y yo la seguía. Mientras más nos acercábamos podía escuchar mejor lo que decían y pude reconocer quién era la mujer y quién era la niña.

- ¡Se acabó Dana, será mejor que te rindas!- esa voz se me hacía conocida.

- ¡Nunca voy a rendirme, y menos ante ustedes!- respondió.

Estaba muy tranquila, no se notaba preocupada pero si estaba furiosa.

- ¡Somos más que tú, no podrás vencernos!- por el tono de voz supe que era un hombre pero no sabía quién o como era.

- ¡No temo morir!- respondió ella.

- Piensa en tus hijas- de nuevo esa voz tan familiar.

- No lograrás que me rinda con un simple chantaje emocional, Martha- me quedé en shock.

Era, era mi madre.

- ¿En serio piensas dejar a tus hijas con una sola madre?- preguntó otra mujer.

- Yo soy su única madre- respondió con ira.

- Por favor Dana, no compliques más las cosas y solo entrégate- era la voz de mi papá.

¿Qué carajos está sucediendo?.

- ¡Cállate estúpido lobo pulgoso!- respondió con odio.

- ¡No vuelvas a hablarle de esa manera a mi esposo!- lo defendió mamá.

- ¡Deja tu maldito lado protector, te ves patética!- se burló.

- Didi- esa era la voz de la reina- por favor, te lo suplico, solo rindete, no hagas esto más difícil- se escuchaba el sufrimiento en sus palabras.

- ¡No vuelvas a decirme de esa manera, te lo prohíbo!- su tono cambió de odio a uno lleno de dolor.

- ¡Te prometo que no te pasará nada, nos iremos tú, yo y las niñas muy lejos, sólo rindete!- le suplicó.

- ¡Eres una mentirosa, pero esta vez no me dejaré engañar, no de nuevo!- de sus manos salió una luz negra.

Mi mamá se colocó frente a la reina, cubriéndola.

- No quiero hacerte daño pero no estás dándome otra alternativa- dijo mamá.

- No pueden dañarme más- respondió Dana.

- ¡Dana, por favor, piensas las niñas, no puedes dejarlas!- para ese momento la reina ya estaba llorando.

- Cuando crezcan ellas comprenderán el por qué de mis acciones.

Herian estaba llorando y poco a poco comenzó a acercarse a los demás.

- Esta noche terminaré lo que empecé, nadie de ustedes saldrá vivo de aquí- amenazó.

Antes de que Dana hiciera un movimiento mi mamá le lanzó varias bolas de fuego las cuales todas logro apartar, luego de eso el tiempo pasaba lento. Una bola iba en dirección de Herian. Sin pensarlo comencé a correr.

- ¡Herian, cuidado!- no me escuchaba.

La bola de fuego cada vez se acercaba más y más a ella. Luego todo se iluminó

- ¡NOOOOOO!- grité y desperté.

Mi GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora