Capítulo 9

1K 111 10
                                    

Poché.

Admito que mentí al decir que no volvería a pasar, desde el momento en el que la besé supe que no habría vuelta atrás, que necesitaría sus labios en cada momento. Es una gran tentación verla, porque quisiera lanzarme a ella y besarla hasta que nuestro pulmones rueguen por oxígeno, abrazarla en todo momento.

Quisiera verla sonreír, escuchar su risa y no como ahora, perdida en sus pensamientos y asustada. Se que ese miedo está relacionado conmigo, lo cual no me hace sentir bien. No me agrada saber que ella no está bien emocionalmente por mi culpa.

- Tardaron mucho- dijo Sebastián una vez que nos vió llegar.

Me agaché para que pudiera bajar.

- Poché me llevó a volar un poco- respondió y se fue a sentar a lado de él, lo cual me molestó pero no podía decir o hacer algo al respecto.

Volví a mi forma humana.

- Sí, cuando gusten podría darles un pequeño paseo- les dije y todos asintieron con una sonrisa excepto Sebastián.

- Mientras ustedes daban su paseo pedimos comida, Kim nos dijo que te gusta mucho la pasta, así que fue lo que pedimos- dijo Mafe y yo asentí.

- Gracias- le sonreí.

- Tengo una duda- habló Johan y lo miré.

- ¿Cuál es tu duda?

- ¿Por qué tu ropa no se rompe al transformarte?

- Es un hechizo, a veces necesitamos transformarnos en momentos no tan oportunos y no podemos estar yendo a nuestras casas por algo de ropa. Además de que tendríamos que comprar bastante ropa lo cual no nos beneficia- respondí.

- A veces me preguntó cómo soportas tener tanta ropa puesta- miré a Kim confundida- lo digo por tu temperatura corporal. Eres muy caliente.

- En la manada solo está con vaqueros, top y una camisa abierta o camiseta- respondió Alonso.

- Sí, aquí tengo más ropa puesta ya que no puedo andar tan liberal por la ciudad como en la manada. Y créeme que ganas no me faltan de andar sin playera.

- ¿Y por qué no lo haces?- preguntó Abby, la volteé a ver un poco sorprendida- estamos en confianza y en tu casa, puedes ponerte cómoda.

- Ella tiene razón- la apoyó Juan.

- ¿Están seguros?- les pregunté indecisa, todos se miraron y asintieron, excepto Sebastián y Daniela- está bien, gracias- rápidamente me quité la sudadera y la playera, sintiéndome libre y más fresca.

- ¿Mejor?- me preguntó Johan divertido y yo asentí.

- Tienes un buen cuerpo- me elogió Juli y me sonroje un poco.

- Gracias- respondí con timidez y se echó a reír.

El timbre sonó y rápidamente el olor de la comida inundó mis fosas nasales.

- Comida- Alonso, Kim y yo hablamos al mismo tiempo.

Corrí dentro de la casa y abrí la puerta. Me encontré con una chica alta, cabello rubio y ondulado, ojos verdes, tez pálida, era muy linda. Su olor se me hacía conocido, así que me acerqué un poco a ella para olfatearla. Pino y canela.

- No es muy normal que alguien olfatee a otra persona- escuché una pequeña risa proveniente de ella y me alejé.

- Lo siento, tu olor se me hace conocido- respondí algo avergonzada por mi acción.

- No te preocupes- la miré a los ojos y pude ver cómo su color cambió a uno azul- tu olor también se me hace conocido, lo percibí dos cuadras atrás.

Mi GuardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora