18 - Besuqueos -

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Sabía exactamente lo que sucedería el día de hoy, y cada pensamiento era tortura para mi. La noche pasada, cuando regresé a casa, no pude más que sentirme horrible por lo que le dije a Tomas, sabiendo exactamente que sobre actué todo debido a que estaba enojada. Así que decidí llamarlo para decirle que iría a esa doble cita, y sólo recibí un "Ok" como respuesta. La verdad es que no lo culpaba.

Tomas me dijo que usara algo casual, y eso no me ayudó mucho, mi mente seguía imaginándose lo incomodo que sería toda esa situación, pero ya había aceptado. Así que sólo me quedaba el sentirme malditamente nerviosa mientras esperaba cerca de la puerta a que él viniera a recogerme.

Después de la pequeña charla entrePablo y yo anoche, comprendí que el verlo con Lola se me haría más difícil de lo que imaginé. Pero anoche decidí algo, decidí darle su espacio a Pablo , y hacer todo lo posible para que nadie saliera lastimado. Pero claro, soy una maldita adolescente.

En mi mente, puedo tener toda esta situación controlada, pero seamos honestos, si veo a Pablo y a Lola muy juntos, probablemente, perderé el control.

Tomas estacionó su mini color crema fuera de mi casa. Corrí hasta la puerta, sintiéndome aún más nerviosa mientas caminaba al carro. No sabía si seguía enojado conmigo, ni mucho menos que había pensado cuando me vio desaparecer con Pablo. Obviamente, tenía mucho que explicarle, pero ni yo misma sabía como hacerlo, debido a que no me encontraba en mis cinco sentidos. Ok, era un hecho, el alcohol y yo no eramos una muy buena combinación.

Me adentré en el asiento del copiloto, cerré la puerta y saludé a Tomas con una tímida sonrisa. Él devolvió el gesto, un poco frío, antes de comenzar a conducir sin decir ni una palabra. Lo miraba a cada rato, esperando a que dijera algo. El casi no era una persona enojona, de hecho, una de las cosas que más me gustaba de él era el hecho de que casi siempre tenía una sonrisa en su cara, cosa que no hacía justo ahora. Así que decidí ser yo la que diera el primer paso.

-No sabía que tenías carro. - Tomas dejó escapar un suspiro.

- No tengo, es de mi mamá.

Otro silencio se apoderó de nosotros mientras me preguntaba que decir.

Odiaba que Tomas casi me ignorara, aún sabiendo que me lo merecía. Sabiendo que no podría sobrevivir con esto, decidí volver a hablar.

-¿Sigues enojado conmigo? - Miré a Tomas, él simplemente rodó los ojos e ignoró mi pregunta, haciéndome sentir tal culpable. El había sido tan lindo conmigo, y yo lo arruiné todo sólo por mi enojo gracias a un chico quien sólo había sido un estúpido conmigo. Bien hecho, Marizza. suspiré.

-Sé que fui una completa perra la noche pasada. No me sentía muy bien, sólo necesitaba algo de aire. - Tomas se detuvo, gracias a la luz roja. Lo miré a los ojos, esperando una pista sobre como se estuviera sintiendo, pero sus ojos azules no expresaban nada. Él simplemente se mordía su labio, como si estuviera analizando todo lo que dije mientras me observaba.

-¿Por necesitar aire te refieres a inspeccionar si Pablo y Lola siguen juntos? -preguntó Tomas, secamente.

Pensé mis palabras cuidadosamente. No quería hacer esta situación peor de lo que ya estaba. -¿Qué? Por supuesto que no, no me importa lo que haga Pablo.

-¿Enserio Marizza? ¿Seguirás diciéndome esa mierda? No nací ayer. -Tomas no dudó en decirme lo que realmente pensaba mientras estampaba sus manos en el volante.

-Yo no.... -corté mis propias palabras, pues no sabía muy bien que decirle. El tenía una seria expresión de frustración, y tenía todo el derecho de estar enojado.

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