29 - Mala fortuna -

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Pablo y yo nos quedamos en la cabaña por un par de días. Y todo parecía ir de maravilla, como lo era cada vez que nos encontrábamos solos él y yo. Pero después la horrible realidad me golpeó, Pablo se iría. 

Empacaba mi ropa en la gran maleta que compré para esta ocasión mientras Pablo aún permanecía recostado en la cama, observándome.

Amaba el hecho de que fuéramos completamente opuestos, pero debo confesar que algunas veces eso me estrezaba. 

-Me gusta la vista. -dijo lentamente. Una gran sonrisa adornaba su rostro mientras descansaba sobre sus manos, las cuales se encontraban detrás de su cabeza. 

Rodé los ojos antes de sonreír. -¿Te refieres a mi haciendo trabajo? Si es así, yo no le veo lo lindo. 

-En realidad me refiero a lo sexy que estás esta mañana. -dijo sin rodeos. Y yo no pude evitar el sonrojarme a su coqueteo matutino. -Pero el que seas mi subordinada también me gusta. 

Rodé los ojos mientras tomaba una almohada del piso y la arrojaba en su dirección. El soltó un quejido e hizo una graciosa mueca en cuanto la almohada golpeó su rostro. A veces me preguntaba como este chico frente a mi era considerado el chico rudo de la escuela. 

-Sólo salí de la cama ahora. -gruñí mientras continuaba agregando cosas a la maleta. El bufó mientras se sentaba, pero permanecía inmóvil. 

-Me siento místicamente atraído a esta cama. -dijo mientras soltaba un suspiro.

Era alrededor de la una de la tarde y ambos habíamos estado de acuerdo en irnos antes de la hora de la comida. Supongo que las cosas nunca salen como las planeabas cuando estás con Pablo. 

Suspiré. -Cuando planeé esto todavía no me hacía a la idea de que te vas en veintitrés días. 

Pablo frunció las cejas mientras masajeaba su nuca con una mano. Sólo fue un comentario, no quería que las cosas se pusieran incómodas.

-Aún tenemos algo de tiempo, amor. Aparte, todavía no entro en el programa.

Reí ante su comentario, la respuesta a eso era bastante obvia. -Es obvio que vas a entrar mi amor. Son unos tontos si no te aceptan. 

El sonrió ante mi comentario, todos sabíamos que adoraba los cumplidos.

-En eso tienes razón.   

{...}

Después de unos intentos fallidos más intentando que Pablo me ayudará logré acomodar todo en las maletas y nos adentramos en el carro, antes de que se hiciera oscuro.

Lo único bueno de la siguiente semana es que será la más tranquila, porque después de eso, serán unas arduas semanas de estudio para los exámenes finales. 

-¿Enserio estudiarás para los exámenes? -preguntó, sin apartar su vista del camino. Rodé los ojos ante su comentario es obvio que el jamás se había preocupado por un examen.

Esa es una suerte de ser del grupo de los populares, siempre había un tonto desesperado o asustado dispuesto a darte las respuestas. 

-Si. -dije entre sonrisas.

-Y me aseguraré de que vos también lo hagas. 

Pablo chupó sus labios y rió. -¿Y cómo piensas asegurarte de eso? ¿Me atarás a la cama? 

Golpeé su cabeza con mi mano. -Es enserio. El hecho de que vayas a ser un jugador de soccer no quiere decir que no necesitas la escuela. 

-Suenas como mi mamá. -dijo mientras se sobaba. - Aparte, en Inglaterra es fútbol, así que no lo llames soccer. 

Sex Education { pablizza }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora