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9 - ¿La Fiesta? -

Seguí a Pablo mientras caminábamos fuera de la escuela, dejando un espacio entre nosotros. No había casi carros, debido a que todos querían llegar temprano a la súper fiesta, por lo que no fue muy difícil deducir cual era el de Pablo. No sabía mucho sobre carros, pero era obvio que ese lindo Bentley negro no era para nada barato.

Le dije a Pablo que la llamaría a mi mamá para que me llevara, pero él simplemente me dio una mirada de odio y me dijo que él me llevaría, lo cual me puso nerviosa. Jamás había estado sola en un carro con alguien menor de 30 años, y el hecho de que iba a estar con un chico al que casi no conocía no ayudaba mucho. Estaba confundida por el cambio de actitud de Pablo. Si, era consiente de que todos teníamos nuestros días buenos y malos, pero Pablo casi no tenía buenos.

El caminó hasta el lado del conductor y se adentró al auto, lo cual era como si me hubiera dicho: "Hey, no soy un caballero, abre tu propia puerta."

Me adentré en el lado del pasajero cuidadosamente,mis manos estaban tan sudadas, que la puerta se resbaló y se cerró más fuertemente de lo que había planeado.

- ¡Por el amor de Dios! -maldijo Pablo. -Este auto cuesta más que mi jodida vida. ¿Podrías ser mas cuidadosa?

- Perdón. -dije mientras me recargaba con cuidado en el asiento. Habían pasado ya unos segundos y me preguntaba por que Pablo no había comenzado a conducir. Me giré para notar que me veía con los ojos entrecerrados. ¡¿Ahora que hice?! Empezaba a preguntarme seriamente por qué había aceptado esto. Sabía muy bien que la actitud de Pablo era tan radical como el clima. Y era obvio que no lo soportaba, excepto por su lindo rostro, eso es lo único soportable en él.

- ¿Puedes simplemente no tocar nada? -pidió, no, exigió, mientras introducía la llave en el carro. -De hecho, si puedes, no respires.

- Bien. -dije con irritabilidad. Sabía muy bien que este auto era costoso. Pero, ¿Entonces por qué se ofrecía a llevarme si me iba a pedir que no respirara?

Mi mirada permanecía al frente, y yo sentía como la de Pablo me quemaba por el costado.

Ni siquiera quería ir a la fiesta, no conocía a nadie. Y era obvio que Pablo no haría su caridad del día y se quedaría conmigo toda la noche. Hace un mes, hubiera dado cualquier cosa por que me invitaran a una fiesta como estas, pero ahora sólo me reprendía internamente por mi estupidez.

- ¿Sabes? Estos asientos son de cuero real, Marizza. - dijo mientras rodó sus ojos.

- Wow. Pobres animales. - dije, sin saber muy bien cual era el punto de esto. -Me aseguraré de donar por los pobres Pandas después. Ahora... ¿Podrías comenzar a conducir?

Conforme las palabras salían de mi boca me reprochaba haber hablado. Cuando te encontrabas con Pablo Bustamante, tenías que tener cuidado con tus palabras.

Miré cuidadosamente a Pablo sólo para encontrar que estaba... ¿Sonriendo?

Pensé cuidadosamente mis palabras antes de contestar. Y fue entonces cuando me di cuenta que todo esto era estúpido. ¿Por qué estar asustada? Si, era intimidante, pero que era lo peor que podía hacerme ¿Gritarme? No, no sería una de esas estúpidas chicas que se asustaban por un estúpido chico.

-Es obvio que lo hice, Pablo. -sonreí mientras bajaba el vidrio del carro. Realmente no tenía calor, sólo quería probarle un punto a Pablo.

(...)

La fiesta era exactamente como lo había planeado. Había un montón de carros por toda la calle. Pablo había mencionado que le había dado las llaves a Manuel para que todos pudieran llegar temprano y él tarde. No entendía como podía estar tan confiado de dejar a tantas persona en su casa sin él. Yo jame haría eso. Bueno, para empezar, porque para hacer una fiesta necesitas... amigos.