12 - Borracho -

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Habíamos estado encerrados en este bendito bondi por lo menos una hora y media y aún nos encontrábamos en el medio de la nada.

No estaba segura de a quien encontraba más irritante, a Gary Brown o a Mansilla. El hecho de pertenecer a las porristas o al equipo de baloncesto te daba el derecho de obtener los mejores asientos al fondo, con los chicos geniales. Eso sólo significaba que yo tenía que sentarme adelante, escuchando a los maestros hablando sobre sus hijos y cocina. Y también a Gary Brown, el chico raro de la escuela, el cual intentaba invitarme al baile de fin de año.

No me mal interpreten, estoy segura de que cuando llegas a conocerlo, es un gran chico, (Sólo necesitaba arreglar su falta de personalidad y su caspa). Mia y yo habíamos llegado temprano y habíamos escogido buenos lugares hasta atrás, pero obviamente, Pablo y los suyos llegaron y nos mandaron al frente. Sólo quedaban los asientos delante de Gary y él lo tomó como una invitación para empezar a hablarnos de su colección de pokemón para después decirme que eramos almas gemelas.

Cerré mis ojos y suspiré mientras Gary seguía con lo que parecía su interminable platica. Cuando volví a abrirlos encontré que Tomás hacía su camino al frente del bus mientras todos los chicos del fondo se reían de algo. Tomás se dio media vuelta y les mostró su dedo de en medio para después caminar hasta mi lugar. Sentí como mi estómago se llenó de mariposas y mi pecho se aceleraba... Era adorable.

- Tomás, vuelve a tu asiento antes de que te caigas y mueras. - dijo el señor Mansilla. Fijé mi vista al frente sólo para percatarme de que el profesor ya no nos veían, tenía su atención puesta en una revista, cuya portada decía: "¿Cómo perder peso en 10 días?"

- Lo siento señor, sólo necesito preguntarle algo a Marizza rápidamente. - dijo Tomás mientras me guiñaba un ojo. Sentí la mano de Mía apretarme disimuladamente mi mano, algo que yo también pensaba hacer.

- ¿Qué pasó? - pregunté y Tomás rodó los ojos.

Arrugué mis cejas, sin saber muy bien que había dicho mal. El presionó sus labios juntos mientras se sentaba en la orilla de mi asiento y se acercaba a mi lo suficiente para poner su boca cerca de mi oreja. Sentí como mi corazón se aceleraba y la presión de Mía en mi mano disminuía. Creo que estaba oficialmente muerta.

- Sólo quería una excusa para verte. - susurró Tomás en mi oído lentamente, para después alejarse y colocar un dedo en sus labios. - Sshhh.

Mordí mi labio involuntariamente al verlo parado ahí, en su habitual estilo negro. No estaba segura si los entallados y rotos jeans negros eran apropiados para el bosque, pero se veían muy bien en él. Casi tan bien como se le veían a Pablo. Tomás me sonrió y yo simplemente me quedé sentada sin saber como reaccionar ante un chico tan guapo.

- Bueno, capaz, yo no quería verte. - guiñé. Tomás se arrodilló en el pasillo, quedando mi altura, tomó mi barbilla entre sus delgados dedos y la alzó un poco, para quedar justo frente a su cara. Sentí como mi cuerpo entero se congeló.

- Supongo que simplemente te haré cambiar de opinión. - Tomás me acarició la barbilla mientras sonrió. ¡Demonios! Ahora las mariposas se convirtieron en elefantes.

No sabía que mierda hacer, así que simplemente asentí, congelada por su tacto. Tomás sonrió abiertamente para después ponerse de pie y dirigirse a su asiento.

Sacudí ligeramente la cabeza antes de girar mi cuello a la parte trasero del bus, donde Tomas aún seguía sonriéndome. Mis labios se tornaron en una ligera sonrisa antes de volver mi cabeza al frente. Mientras lo hacía, pude observar como desde su asiento Pablo pasaba su mirada de odio desde Tomás hasta mi. No entendía porque le desagradaba tanto a el, no es como si yo hubiera planeado todo esto.

Sex Education { pablizza }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora