17 - Especie Masculina -

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Contemplaba mi imagen en el espejo mientras me preguntaba que mierda estaba haciendo con mi vida.

Esta noche era la fiesta de navidad de Tomás, a la cual, aparentemente, todo el mundo iría. Estaba pensando en no ir, pero me dí cuenta de que al no hacerlo me involucraría en conversaciones y preguntas de la gente del por qué no lo hice, ya que, aparentemente, era la fiesta de mi "novio". Así que decidí que era mejor idea sacudir toda la flojera de mi culo y alistarme.

Ni siquiera me gustaba mi vestido, el que elegí la vez que fui de compras con Jasmine y otras chicas. La verdad es que yo había pensado en ir con mi típico look de jeans y tal vez un lindo top, pero ellas se recusaron por completo.

Así que... Acá estoy, parada frente al espejo, medio tambaleándome debido a los tacones e intentando bajar un poco más el dobladillo de mi vestido. El vestido no era de un color nada sutil. Amarillo, aparentemente el amarillo era mi color, pero para ser sincera, me sentía como el sol en pleno atardecer.

El amarillo es un color para la gente feliz y alegre, y obviamente en estos momentos no era para mí.

Dejé escapar un fuerte suspiro mientras agarraba mi pequeña bolsa y comenzaba hacer mi camino escaleras abajo, deseando vivir en una casa de un solo piso, porque bajar las escaleras con tacos es de las cosas más horribles e incómodas del mundo.

En cuanto llegue abajo puede sentir inmediatamente la mirada de reproche de mi papá y como mi mamá tiraba la taza de té al suelo mientras salía de la cocina. Pero no podía culparlos, yo lucía realmente ridícula.

Mi papá tiró el diario y se levantó del sillón individual mientras empezaba a hacer su camino hasta donde yo me encontraba, con mi mamá siguiéndolo cerca.

- Si pensás que vas a salir de esa manera probablemente deberías pensarlo mejor. - reprocho a mi papá mientras señalaba con su dedo.

- ¿A dónde piensas ir? - intervino mi mamá.

Rodé los ojos mientras ella hablaba. Sabía perfectamente que hace tiempo habían quedado en ir todos juntos al cine. Pero sinceramente prefería sacarme los ojos con un tenedor a volver a entrar al cine con mis hermanos chquitos.

- Te lo dije mamá, tengo una fiesta esta noche. - dije irritada, sintiéndome un poco alterada por la interferencia de mis padres en mi vida.

Los ojos de mi mama pasaron de mí a mi papá, los dos se miraron en estado de shock mientras sus bocas se abrían pero no decían nada. Vi como sus ojos se iluminaron como si fuera noche de Navidad y fue ahí cuando me pregunté si de verdad mi vida era tan mala como para que mi papá reaccionaron de esa manera. Estoy segura de que la mayoría de los papás advertírian a sus hijos sobre cuidarse o no tomar alcohol. Pero los míos parecían muy entusiasmados por sacarme de la casa de una vez por todas.

mi papá enredó sus brazos en mi atrayendome en un vergonzoso abrazo. - Estoy tan orgulloso de que por fin decidieras interactuar con gente.

En realidad no era tanta interaccion. Esto era enrealidad para evitar a la gente, y sus preguntas al día siguiente, pero obviamente no se los diría.

- Mamá, si vas a llevarme, ¿Podemos irnos ya? - pregunté mientras mi mamá sacaba su teléfono y comenzaba a sacarme fotos.

- Acordate, nada de drogas, no tomes mucho y nada de besuqueos con la especie masculina. - Advirtió mi papá mientras salía por la puerta.

¡Dios! ¿Por qué no podía tener papás normales?

(...)

En cuanto entre a la casa, claro, despues de impedir que mi mamá llenara su memoria intentando tomar selfies de nosotras dos, me arrepentí de inmediato. La sala estaba llena de gente y no tenía idea de por dónde podía pasar, lo que hacia aún peor todo esto, es que tenía unos tacos altos. Una pegajosa canción de navidad sonaba de fondo.

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