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Noche de películas.

Siento que la canción le pega al capitulo porque la tenía de fondo al escribir así que creo que quedaría bien ponerla pero no es obligatorio.

El albino se acerco con total preocupación hacia el chico más bajo, lo abrazó y consoló hasta que sus sollozos cesaron, su respiración se neutralizo y el leve temblor de su cuerpo desapareció. 

-Tranquilo, ¿Qué te pasa cariño? -Preguntó Sugawara con una voz que reflejaba tranquilidad.

-... N-No es nada Suga... solo problemas que me afectan más de lo que deberían...

-Una vez alguien me dijo "Cualquier problema sea en mayor o menor medida sigue siendo un problema y si te hace llorar es importante hacer algo para resolverlo, no lo minimices"

Las palabras del albino le llegaron al pelinaranja pues él fue en primer lugar el que le dijo aquellas palabras a Sugawara cuando se conocieron y esas mismas palabras fueron las que le dijo su madre hace mucho tiempo atrás.

-Je... Gracias Suga -Dijo mientras limpiaba sus lagrimas que habían comenzado a salir.

Aunque Sugawara no lo supiera esas palabras lastimaban al más chico puesto que le recordaban a su madre, aquella mujer que alguna vez tanto lo amo y cuido, aquella que no merecía morir, aquella a la que vengaría, al igual que a su hermana si es que ya no tenía vida.

Su tristeza se transformo en odio, y aunque la confusión de sus sentimientos con respecto a Kageyama seguía presente eso no lo detendría porque su odio y sus ganas de ver sufrir a aquel mal nacido eran más fuertes y motivadoras para seguir con todo esto.

-Hinata...  Dime que pasa, por favor...

-... Es solo que tengo miedo...

-¿Miedo de qué? -Preguntó el albino esperando una respuesta de Hinata que no consiguió -¿Es por Kageyama?, ¿Es por él? -Volvió a preguntar intentando adivinar.

-...¿Cómo sabes?

-¿Qué es lo que te hace temerle?

-... No me da miedo él, es solo que... -El pelinaranja no quería admitir que se estaba enamorando del azabache y menos en voz alta -Nada, solo olvídalo...

-Escucha cariño, sea cual sea el problema yo estaré aquí para ti, puedes decirme y ten por seguro que estaré contigo -Dijo mientras abrazaba nuevamente al pelinaranja.

-Si... Gracias Suga....

...

Kageyama y Hinata ya se encontraban en la casa del azabache, en el proceso no paso nada interesante, solo se encontraron en el parque como lo acordado y de ahí se fueron directo a casa del más alto.

-En el piso de arriba esta mi habitación, búscala en lo que yo busco algo para comer -Ordenó el azabache.

Hinata asintió  procediendo a dirigirse al piso de arriba buscando en cada puerta que veía las cuales solo eran tres, el baño, la habitación y una que no podía abrir, entro a la habitación y miro detenidamente. 

La cama estaba en la esquina izquierda del cuarto, al lado una mesita de noche, la tele a la izquierda de la puerta y en frente de la cama, una ventana al fondo al lado de la mesita que era cerrada por una cortina y por último un closet en la otra esquina del cuarto junto a la ventana y  pegado a la pared que conectaba con el otro cuarto que era el cual no podía abrir.

Se acerco a la cama del azabache y se recostó, era cómoda, más de lo que pensaba. Mientras miraba al techo sin expresión alguna recordó lo que paso con Sugawara y la tristeza lo invadió nuevamente.

Kageyama subió con algunos snacks y los dejó en la mesita de noche, miró al chico sobre su cama que tenía una expresión triste que pudo notar, no sabía si preguntarle o simplemente dejarlo pasar, ¿Qué tenía que hacer en una situación así?

-¿Qué película vamos a ver? -Preguntó Hinata rompiendo el silencio que se había formado.

-No se cual quieras ver -Dijo el azabache mientras se acercaba a la tele y colocaba en Netflix.

-¿Cuál crees que es mejor?

-La mayoría no las eh visto, no había pagado Netflix en mucho tiempo hasta ahora, solo conozco películas que mis padres me enseñaron o mis anteriores parejas.

-Vaya ¿Y por qué nunca las quisiste ver o pagaste?

-Me enfocaba más en mi trabajo y dejaba mis tiempos libres en el olvido, era un trabajo tras otro.

-Ya veo, por cierto, ¿Qué hay en el cuarto con la puerta cerrada?

-Es mi zona de trabajo, tengo toda la información de mis casos así que siempre cierro con llave por si acaso además de la seguridad.

-¿Y tienes alguna cámara? 

-No, bueno, entonces ¿Qué película quieres ver?

-Ammmm -Hinata miro por encima las películas que había -Quizá esta, ¿Sabes si es buena?

-No pero veamos que tal.

Kageyama puso la película, se acerco a la cama y se sentó junto a Hinata, ambos chicos comenzaron a comer los snacks y a ver la película.

-¿Vas a quedarte a dormir?

-Bueno, si quieres tenerme aquí hasta mañana si.

-... Yo no tengo problema -Dijo el azabache mientras un sonrojo aparecía en su rostro.

Un rato después la tristeza le volvió al pelinaranja, aquella platica de verdad le había afectado, recostó su cabeza en el hombro del azabache quien se paralizó al no saber que hacer, Hinata cerro sus ojos suspirando pesadamente, solo quería olvidarlo, quería no recordar más aquello que le dolía, aquella herida que aún no había sanado y seguía sangrando incluso después de tantos años.

El azabache solo miraba a Hinata, no sabía que le pasaba pero se notaba que estaba decaído, no sabía que hacer, nunca tuvo que presenciar algo así, al menos no de alguien que le importará, ni siquiera de sus padres, ellos siempre se mostraron alegres ante su presencia o incluso de los novios que tuvo anteriormente, todos habían sido conocidos de su trabajo pero no nunca pudo sentirse totalmente enamorado y en la cama no lograba sentir algo tampoco, solo pudo saber que cosas no le gustaba de ellos.

En un momento recordó algo que sus padres hacían cuando estaban vivos y él se sentía mal y decaído. Le decían que todo iba a estar bien mientras lo abrazaban. 

Así que así lo hizo, paso un brazo por debajo del de Hinata tomándolo por la cintura y atrayéndolo más hacia él.

-Tranquilo, estoy aquí contigo... -Dijo para finalizar su acción con una voz calmada y una leve sonrisa, tal y como lo hacían los que alguna vez lo cuidaron.

Hinata solo lo miro sorprendido, no esperaba que se percatara de su tristeza, en respuesta solo pudo sonreír y sonrojarse levemente, volvió a recargar su cabeza en el hombro contrario y cerro sus ojos, cayendo así en un sueño profundo.