El comienzo del infierno 2/2

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El pequeño sol  despertó en algún momento, no sabía que hora era ni en que día estaba, ni siquiera sabía si había pasado mucho tiempo pero tampoco le importaba, todo a su alrededor parecía congelado, todo estaba exactamente como lo vio por última vez solo que ahora ni su padre ni su hermana se encontraban ahí.

Con dificultad logró ponerse de pie, su cuerpo se sentía pesado y con un dolor constante, no era de sorprenderse que tuviera varios hematomas y bastante grandes, pero para su edad no sabía que era eso, solo sabía que le dolía y mucho. Su madre solía curarlo de cualquier cosa que le pasará, cualquier herida que se hiciera, pero ahora ya no estaba con él y todo por ese maldito. Se llevo la vida de aquella mujer que tanto quería con su pequeño corazón que ahora se encontraba destrozado.

Hinata caminó por su casa hasta llegar a donde se encontraba el cuerpo de su madre que seguía tendido en el suelo, aún no tenía ese olor desagradable así que podía mantenerse junto a ella, al parecer no había pasado tanto tiempo.

-¿Qué debo hacer mamá? -El pequeño comenzó a llorar mientras le preguntaba aquello al cuerpo inerte de su madre -Los eh perdido a todos, papá, Natsu... y a ti... ¿Qué debo hacer?, ¿Qué se supone que haga?

Se sentía terriblemente triste, solo quería llorar y llorar, solo quería que todo aquello fuera una pesadilla, una pesadilla terrible, horrorosa y muy asquerosa a su parecer, una pesadilla de la cual despertaría en cualquier momento, pero aunque pasaron los día jamás despertó porque aquello no era solo una simple pesadilla...

No podía soportar el olor a putrefacción que emanaba el cuerpo de su madre, al principio se negaba a dejarla, se negaba a alejarse de su madre, pero después comprendió que eso ya solo eran los restos de lo que alguna vez fue su mamá, ella ya no estaba aquí, a ella ya no la volvería a ver sonreír, no podría volver a abrazarla, no podría volver a escuchar su voz, no podría volver a estar con su madre.

Con el dolor más grande en su pobre y pequeño corazoncito se fue de su casa y comenzó a vagar por las calles, no tenía confianza en nadie, comía de la comida que había en los basureros y que le daban algunas de las personas por la calle aunque se les acercaba con miedo.

Cada día estaba peor así que intento buscar un trabajo pero claramente nadie lo aceptaría con esa edad además de que tampoco le tenían mucha confianza y es así como comenzó a robar, antes no se le cruzaría por la mente hacer aquello, su madre lo educo  para que no hiciera tales cosas, se mantuvo sin hacer alguna maldad por mucho tiempo pero ahora ya no le importaba, el hambre le podía más, necesitaba sobrevivir porque ya se había decidido, vengaría a su madre y a su hermana, haría pagar a ese malnacido, pero no sería como él, no se convertiría en un policía para luego aprovecharse de su poder, empezaría por el lado malo desde el principio.

Poco a poco se fue experimentando, su pequeño tamaño lo ayudaba a pasar desapercibido y podía esconderse entre la gente que iba y venía, así fue hasta que al final fue todo un experto en ello, sus crímenes eran menores hasta que poco a poco comenzaron a ascender, comenzó a ocultar su rostro y cabello ya que eran muy reconocibles, dos años después comenzó a hacerse conocido como Asashin.

Tiempo después Asashin dejó de ser una sola persona y comenzó a hacerse un grupo, aunque claro esto era secreto. Hinata conoció a cada uno de los miembros de su grupo en situaciones por las que un niño no deberían pasar, situaciones dolorosas como las que él sufrió y por eso les ofreció su ayuda, para que no tuvieran que sufrir más por las frías calles, para que no murieran solos como él pudo haberlo hecho. A cambio claramente ellos le ayudarían, al principio solo era una amistad basada en favores pero después fue más sentimental hasta convertirse en los amigos que ahora son.

Mataban a personas que les hacían daño y les parecían asquerosas, personas que para ellos no deberían estar vivas. Poco a poco fueron obteniendo cosas, pasando como chicos buenos ante los ojos de los demás, chicos que no harían daño ni a una mosca, pasando solo una cara de la moneda.

Continuó igual hasta que su grupo creció y el dinero no les faltó más... hasta que ahora por fin estaba a punto de cumplir su misión, la misión por la que comenzó todo, la misión que su padre provoco aquel día que asesinó a su madre, la misión que un niño no debería planear. La misión que jamás debió existir...


-¡Eres un maldito asqueroso! -Shoyo le gritó al hombre frente a él -No sabes todo lo que paso después, dudo que siquiera te hayas preguntado como me encontraba.

-Shoyo por favor escúchame -Aquel hombre se acerco a Shoyo pero paro al ver como la mandarina le apuntaba con un arma.

-¡NO ESCUCHARE UNA MIERDA DE LO QUE SALGA POR TU REPUGNANTE BOCA! -Gritó Shoyo con lagrimas en sus ojos.

-¿Aún te llamas Hinata? -Preguntó el mayor.

-¡¿Eso que mierda tiene que ver?!

-Por favor escúchame, si aún llevas mi apellido significa que en el fondo aún me quieres, por favor escúchame.

-Si no me cambie el nombre no fue por ti, fue por mi madre, ella amaba ese apellido por ti no haría absolutamente nada -Dijo Shoyo con molestia en sus palabras.

-Solo escúchame, te explicare lo que paso, yo me arrepiento y pido perdón.

-¡Ya te dije que no escucharé una mierda!, mataste a mi madre, aquella mujer tan amable, tierna y cariñosa, ¡Mataste a alguien que no tenía la culpa de tus estupideces!, tu arrepentimiento no me sirve de nada, tu perdón no me sirve de nada, ¡Eso no la traerá devuelta! 

Shoyo no podía controlar sus lagrimas, esa herida que nunca curo comenzaba a sangrar, se abría cada vez más lenta y dolorosamente, ya sufrió bastante, era hora de terminar con eso.


Actualización doble porque si.

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