— ¿Estás seguro de que esto es una buena idea? —pregunté mientras se dedicaba a bajar de la autopista.
Observé los carteles que indicaban diferentes localidades de la zona sur, algunas ya conocidas y otras no tanto. Aquella bajada siempre me había disgustado de lo insegura que era, más ahora si teníamos en cuenta que no había un alma en la calle y estaba todo oscuro.
Y que Iván manejaba un auto de alta gama que, por supuesto, llamaba un montón la atención.
—No estés nerviosa, Can —sacó la mano de la palanca de cambio para posarla sobre uno de mis muslos. Agradecía que llevara un jean puesto porque de no haber sido así, el contacto se hubiera vuelto más íntimo—. Solo son mis amigos y mi familia, nada más.
Estaba claro que a Iván esto le parecía algo normal, de todos los días.
A mí no tanto.
Habíamos vuelto de Tandil hacía dos semanas. De más está decir que los posteos de ambos dieron muchísimo que hablar en los diversos portales, sitios web y algún que otro canal de espectáculos. Y en su familia no habían podido dejado pasar a "la chica con la que sale Iván".
Es por eso que ahora nos dirigíamos hacia su casa en Lanús. O la que solía ser su casa, en realidad, ya que él vivía momentáneamente en el centro de la ciudad. Allí nos esperaban su familia y algunos de sus mejores amigos.
La sola idea de conocer tanta gente me estrujaba el estómago.
Y la idea de que esa gente después fuera a opinar de mí, era aun peor.
Agradecí la radio que sonaba de fondo, porque si estuviésemos en silencio, estaba segura de que sería uno muy feo e incómodo. Al menos para mí, porque Iván se demostraba completamente calmo y tranquilo. De hecho, sonreía más.
—En serio, amor. Te van a amar.
— ¿Cómo vos? —pregunté y él se rió.
—Espero que no te amen en el mismo sentido que lo hago yo —contestó gracioso mientras me daba algunos toques en el muslo.
Llegamos a una avenida principal, hicimos algunas cuadras y luego doblamos en una calle que estaba bastante iluminada. Allí, nos detuvimos en mitad de cuadra y subió el auto a la vereda, frente al portón de una casa. Aparentemente, el lugar dentro de ella estaba lleno como para admitir un auto más.
La casa era bastante común: tenía un pequeño jardín delantero y luego se expandía mucho más atrás de la casa. Me fijé en que ya había gente y se escuchaba música muy fuerte.
— ¿Con qué necesidad llegaron tan temprano? —masculló Iván mientras sacaba la llave y juntaba todas sus pertenencias del auto.
— ¿Quienes?
—Mis amigos —contestó y bajamos juntos del vehículo.
Parecía que nadie se había percatado de nuestra presencia en el fondo, así que acudió a tocar el timbre y nos tocó esperar tras las rejas.
No sé en qué momento nuestras manos se habían juntado y nuestros dedos se habían entrelazado, pero cuando me percaté de aquello, comencé a mover los dedos.
Iván me miró y me dedicó una sonrisa tranquila.
—Les vas a caer bien, amor, creeme —dijo, por décima quinta vez en el día y asentí.
La posibilidad de caerles mal a sus padres, a su hermana o a sus amigos me aterraba. No quería ser la nuera o la cuñada con la que no se llevaba nadie. Y me horrorizaba ser la novia mala onda o aburrida de Iván.

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12:51 | Iván Marcone.
Fanfiction12:51 fue la hora en la que mi voz buscó las palabras para hablarte.