Jules

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— ¡Ah, Jules! ¡Por aquí, nene! — Arrastré mis pies sin mucha emoción, lanzándome con pesar al banco y dejando caer mi cabeza en las piernas de Nina: dejándome maravillar por el aroma dulce de ella.

Pero el perfume de ese chico era muy diferente: el mejor que hubiese olido en toda mi vida.

— ¿Qué te pasa, guapetón? ¡Te has perdido la primera clase! — Me apretó las mejillas Sebastián, con sus sonrisas de burlonas como siempre.

— Encontré al amor de mi vida y lo perdí... — Susurré, sintiendo mis ojos picar de la angustia.

Nina y Sebastián compartieron una mirada, totalmente confundidos. — Eh, Jules, ¿tu cabeza esta bien? Se ve colorada aquí. — Susurro la beta, acariciando mi frente.

— Siempre has sido idiota, pero creo que hoy has empeorado. — Murmuró Sebastián, picándome la mejilla como si estuviese muerto en las piernas de nuestra amiga.

— Tú no lo entenderías, ¡era mi pareja predestinada! — Abracé aún más fuerte la cintura de Nina mientras ella acariciaba mis rizos, totalmente divertida.

— A veces me sorprende que seas un alfa, amigo. No entras ni de suerte en el estereotipo. — Se burló Sebastián, recibiendo un pellizco de Nina.

— ¿Pareja predestinada? ¿Cómo las historias? — Preguntó ella, con total calma.

Asentí, totalmente melancólico. — Su aroma era el más dulce y delicioso que alguna vez hubiese sentido, él era... — Suspiré. —, lo ahuyenté por mi idiotez y terminé asustándolo.

— No me sorprende de ti — Volvió a hablar Sebastián, entre risas. — Es la última, Nina, lo juro. — Se excuso el Beta ante la mirada amenazante de la pelirroja.

— Y ahora podría morirme, no, quiero morir. Siento que parte de mi corazón ha sido desgarrado, totalmente roto en cuanto se marchó.

Ambos Betas se observaron confundidos, imposible para ellos conocer el ardor y la fuerza de un vinculo hecho por el mismo universo. Tan fuerte que era capaz matar a los unidos.

— Si es tu destino, lo podrás volver a encontrar, Jules. — Fueron las últimas palabras de aliento que pude escuchar de parte de Nina, antes de que el profesor entrara al salón y comenzara inmediatamente a explicar el tema de su materia.

Era cierto, nos volveriamos a encontrar incluso si ninguno de los dos lo deseaba: porque así se manejaba el caprichoso destino.


¡Hola a todo el  mundo! ¡Es bueno comenzar esta nueva historia! ¡Gracias por leer, bellezas!

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¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora