Eiji

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A pesar de que mi estilo preferido siempre se había basado en ropa formal, esta vez decidí internarme por la Universidad con camisetas grandes, pantalones anchos y de las cuales sería muy difícil distinguirme. Incluso había pasado la prevención de ahogarme con un nuevo perfume y utilizar nuevos shampoo con la finalidad de cambiar mi aroma y no ser descubierto por aquel alfa. Ese peligroso Alfa.

Ese simplón tonto había logrado que casi entrara en celo nuevamente, no podía volver a sufrir ello, aunque no conociera la razón de ello.

— ¡Ten cuidado! — Se quejo un estudiante cuando estuvimos a punto de chocar en el pasillo. Solté una suave disculpa, intentando concentrarme en mi camino y no pensar en los ojos chocolates de ese.

Y cuando creía haber logrado llegar a mi salón a salvo, terrible fue mi suerte encontrármelo nuevamente a él. No pareció detectarme debido a que lucía cómodo en una charla amena con la rubia Omega del día anterior, ambos riendo o peleando con total naturalidad.

Tomando mis precauciones, me senté lo más lejos de ellos y con el deseo de internarme en una lectura de Finanzas. Pero mis ojos se corrían sin mi permiso hacia el par.

Él un Alfa, ella una Omega. Ambos se mostraban con total calma y cómodos conversando, incluso hasta el punto de romper su espacio personal. La rubia tampoco llevaba un collar protector contra las mordidas: eso podía significar que estaba enlazada con alguien y la probabilidad de que el idiota fuese su pareja no sonaba tan descabellada.

<< ¡Eres mi pareja predestinada! >> Había dicho, ¡ja! Típico de un Alfa, tan despreciable y mentiroso cómo el resto.

<< ¡Eres mi pareja predestinada! >> Había dicho, ¡ja! Típico de un Alfa, tan despreciable y mentiroso cómo el resto

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¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora