Eiji

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Un par de años después...

ꟷ ¡No puedo más, Eiji! ¡Estoy cansado, mis brazos no pueden con ninguna caja más! ꟷ Lloriqueo Jules. ꟷ ¿Estos son libros o piedras?

Deje caer con cuidado mi bolsa con nuestra ropa, mientras lo miraba vaguear. ꟷ Acabamos de comenzar, Jules.

ꟷ Es tu culpa por tener tantos libros.

ꟷ Que yo recuerde, tú fuiste quien dijo que quería encargarse por sí mismo de la mudanza para generar "recuerdos". ꟷ Gruñí, caminando hacia afuera y deteniéndome frente a él.

Recostado en el pasto del pequeño patio de la casa, Jules sonrió con un brillo travieso en sus ojos. ꟷ ¿Y si nos tomamos un descanso y te recuestas a mi lado? Podemos darnos besitos... ꟷ Pestañeo en intención coqueta y estúpida al mismo tiempo, poniendo sus labios como patito para aumentar el gesto.

Me cruce de brazos, totalmente reacio. ꟷ Hace tan solo unos cinco minutos acabamos de bajar las cosas del camión.

ꟷ Un pequeño descansito no ha matado a nadie.

ꟷ La liebre perdió la carrera por tomar una inocente siesta. ꟷ Rememore una de mis fabulas favoritas.

ꟷ Debería replicarte con algo más, pero ese aire de niño nerd es sexy... ꟷ Jules explotó en risas cuando logro su tonto cometido de avergonzarme.

ꟷ Que infantil eres... ꟷ Le señalé y él atrapo mi mano, para tironearme hacia el suelo, justo a su lado.

Comenzó a llenarme de besos el rostro, hasta el punto de quitarme los lentes y lanzarlos lejos de nosotros. ꟷ Y tu mi gruñón favorito. ꟷ Susurró, para luego calmar mis enojos con nuestros labios uniéndose.

Sin poder más con ese torbellino llamado Jules Darmond, dejé caer mi cabeza en su pecho y me permití perder mis ojos en el azul del cielo.

ꟷ ¡Esa nube parece un caballo! ꟷ Señaló Jules emocionado, como si fuera la primera vez que veía una cosa así.

ꟷ No lo veo... ꟷ Murmuré, sin poder visualizar el respectivo animal.

ꟷ No importa, ¡más interesante es el dragón de al lado!

ꟷ No sirvo para esto, Jules...

ꟷ Tal vez es porque estas todo el día viendo números en tu trabajo. ꟷ Atrapo mis mejillas, hablándome como si fuera un sabio. ꟷ Necesitas abrir tus ojos, déjate volar, ¡vuela!

ꟷ No, gracias. ꟷ Rei, alejándolo de mí. ꟷ Lo tuyo es más fácil. Estás rodeado de niños, es inevitable ser creativo.

ꟷ Bueno, trabajo con adolescentes. No es que todos los días se levanten creativos. ꟷ Sonrió, contento por recordar su trabajo.

Me dedique a mirarlo mientras él continuaba comentando sobre las nubes y sus formas. Su apariencia había madurado con el pasar de los años; era más alto, su cabeza estaba llena de rizos peor que antes y con su trabajo, se veía como un joven más serio, pero continuaba teniendo el mismo brillo juvenil de cuando nos habíamos conocido.

Especialmente cuando me miraba, sus ojos se iluminaban como faroles. O eso decía Clara, mi secretaria, cuando él me visitaba en la oficina para ir a almorzar juntos.

Me miraba así desde que me vio por primera vez, en nuestro encuentro en el pasillo de la Universidad hace tan solo cinco años. Y ahora... estábamos por mudarnos juntos.

ꟷ Podríamos casarnos... ꟷ Susurré, sin pensarlo mucho.

Escuché el corazón de Jules acelerarse, él giró su cabeza lentamente hacia mí, como si temiera romper el espejismo en que se encontraba. ꟷ ¿Qué...?

¡No quiero tu amor! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora