ꟷ Eiji, por favor... ꟷ Suplicaba la voz, mientras sentía como su aliento rozaba por mi cuello. ꟷ Moriré si no me dejas hacerlo. Déjame, por favor, sabes que soy un buen chico, Eiji... ꟷ Escuché, antes de sentir la dolorosa mordida perforar mi nuca con ferocidad.
Unos dientes filosos clavándose en mi carne, logrando que sangrase y llorase al mismo tiempo.
ꟷ Nuestro vinculo está hecho. Ahora nunca más nos separaremos, Eiji. Por siempre juntos. ꟷ Agregó él, abrazándome y atrapándome en su jaula.
ꟷ ¡NO! ꟷ Grité, peleando para quitarme las sabanas de encima por la terrible sensación de asfixia y pánico que me atrapaba, con el sudor cayendo por mi frente. ꟷ NO, NO, ¡NO! ꟷ Lloré, rasguñando mi cuello para verificar que no tenía nada allí.
No había ningún vínculo, estaba a salvo.
Y lejos. Kilómetros separados de esa persona.
Me levanté de la cama, sintiéndome peor que un adicto en intento de abstinencia. Me pasee por el apartamento, ansioso y mordiéndome las uñas o dedicándome a apretujar todo lo que encontrase para calmarme.
No podía dormir más. Los sueños me atormentaban y para peor, la ansiedad por la llegada del fin de semana me atacaba.
Caminé hacia el baño, atrapando el frasco de calmantes y tomándome un par.
Hoy era viernes. Mañana viajaría a Japón y el domingo tendría la tan deseada fiesta familiar.
Morir sonaba mejor opción que irme allí.
No tenía tareas, exámenes o libros que leer, nada para hacerme perder la cabeza en ello. Atrapé mi celular, intentando encontrar una distracción que me sacara de esta asfixiante ansiedad.
Ignoré el mensaje de las secretarias de mamá y papá, apretando para entrar en el chat de Isidora. Había varios mensajes de voz, acompañados de sticker de personajes llorando. Eran las siete y cuarenta de la mañana y el mensaje era de hace diez minutos.
ꟷ ¡Eiji, perdóoooooooon! ꟷ La voz gritona de Isidora se hizo oír en todo mi apartamento. ꟷ ¡Sé que mañana te vas a Japón a ver tu familia y todo eso! ¡Peroooo... al parecer, hemos intercambiado de trabajos y tú tienes el mío! ꟷ Lloriqueaba, mientras me dejaba sordo al mismo tiempo.
Toqué el otro audio, volviendo a escuchar los gritos nuevos de Isidora. ꟷ ¡Ya sé que no ibas a asistir hoy, pero necesito esas cosas ahora! ¡En un rato tendré que ir a la facultad y me matara nuestro profesor si llego con las manos vacías!
Me obligué incluso a sonreír, Isidora siempre causaba alegría en mí con sus tonterías. ꟷ ¿Te molestaría traerme los papeles tú mismo? ꟷ Mi sonrisa desapareció, ¿qué ella quería que cosa, la vaga? ꟷ Ya sé que me miras con esa cara tuya, no necesito verla. ¡Ir a tu casa me tomaría el doble de tiempo y no llegaría justo a la universidad y me cerrarían las puertas en la cara!
Pulsé el último mensaje de voz. ꟷ ¡Ah, no te preocupes por venir! ꟷ Igualmente, no iba a ir. ꟷ Jules ira por ello.
ꟷ Siempre salgo a correr por la mañana, no me molestara. Pasaré por tu casa en un instante. ꟷ La voz de Jules me sorprendió, denotándose más ronca que de costumbre.
ꟷ ¡Te amo, cosita! ¡Disfruta Japón y envíame vibras de buena suerte para el examen!
Deje caer el celular en la mesa, mientras comenzaba a pasar mis dedos por las sienes.
¿Disfrutar ir a Japón? Por favor.
Deseaba que Isidora me pidiera que me quedara, me diese excusas para no irme. Pero ella no sabía que lo deseaba, porque había decidido cerrarme y nunca contarle. Soy un tonto.
Para Isidora, era solo un viaje de regreso a casa. Para mí, el comienzo de una tortura.
Volví a meterme dos calmantes de nuevo en mi boca, cayendo en la cuenta de que el frasco pronto se acabaría. Raro, lo compré hace poco.
El sonido del timbre interrumpió mis pensamientos, cayendo en la cuenta de que pronto tendría un invitado en casa.
Jules.
Caminé rápido hacia la puerta, sintiendo una gran necesidad para ver a Jules. Quería perderme en sus ojos, sentir el cariño en su mirada y ahogarme en su aroma.
Quería llorar y que él me sostuviese en sus brazos.
Que me salvara.
Sálvame, Jules.
Abrí la puerta, con esperanza de encontrarme con el color miel de los ojos de Eiji. Pero no, no estaba él allí, pero si había un Alfa.
ꟷ Eiji... ꟷ Me sonrió Haruto Arata, mi hermano mayor, parado en el umbral de la puerta de mi apartamento, luciendo su traje a medida y con el aspecto de niño ricachón y creído. Tan tranquilo, mientras yo comenzaba a tener un ataque de pánico.
Pido perdón por tanto daño a Eiji TwT.
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¡No quiero tu amor! ©
RomanceAmbos eran una pareja unida por el mismísimo destino, pero, ¿y si ellos no querían estar juntos? ** Para escapar de un pasado que lo ahogaba, Eiji se inscribe en una de las mejores universidades de Londres mientras lucha por ocultar quien es y que h...