En segundo año, Tom Riddle y Harry Potter se conocieron a través del diario de TMR: un horrocrux. Mostrándole a Harry recuerdos de la memoria de su yo futuro, descubrió lo que sucedió esa fatídica noche en Godrics Hollow.
Tom Riddle más tarde hace s...
Entré al gran salón a las ocho de la mañana. Ron iba detrás de mí, todavía molesto por que yo no hablaba. Hermione ya estaba sentada en la mesa de Gryffindor leyendo mientras desayunaba. Ella no me reconoció cuando me senté, así que seguí sirviéndome el desayuno. Lo de siempre, una rebanada de pan tostado con mantequilla, aunque sabía que no me lo comería toda.
Le di un mordico a la tostada que estaba comiendo y la profesora McGonagall vino y me pasó mi horario
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(M/N: CoMC : cuidados de criaturas mágicas, Charms : encantamientos, el resto no lo pongo por que creo que si lo entienden pero si no solo déjenlo en los comentarios y yo les respondo)
Observé mi horario mientras tomaba otro trazo de mi tostada, bueno el día hoy no estaba aunque tenía bastantes clases con Slytherin este año.
Una voz severa me sacó de mis pensamientos y me di la vuelta para encontrarme con el hombre de negro. " Señor Potter, tengo la poción que Madame Pomfrey me pidió que preparara para usted. Se tomará una después de cada comida durante dos semanas antes de volver a ver a Madam Pomfrey para un chequeo. Ella decidirá a partir de ahí lo que va a pasar".
Sonreí y asentí con la cabeza antes de escribir en un trozo de pergamino: "Gracias, Señor".
El hombre asintió levemente antes de subir a la mesa principal para sentarse a desayunar.
"¿Qué diablos fue eso?" preguntó Ron con la boca llena de comida, asegurándose de que las migas se le salieran de la boca.
"¡Ronald! No hables con la boca llena". le reprendió Hermione antes de volver al libro que había estado leyendo antes.
Puse los ojos en blanco antes de volver a revisar y comer mi tostada.
Bajé la mirada a la caja con las pociones necesarias para ayudar a mis cuerdas vocales. Cogí uno de los frascos y me metí el líquido en la garganta.
No sabía tan mal como el crecehuesos, así que podía vivir con ello.
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(N/A- No le pasó nada a Buckbeak ya que nadie se ofreció como voluntario para acercarse a él).
Llegó la hora de DADA con otro profesor más, aunque no podía ser peor que los dos últimos que hemos tenido. Suspiré al entrar en el aula y vi que las mesas se habían desplazado a un lado y en el centro había un gran armario.
El armario traqueteó violentamente y me hizo saltar un poco. Sentí que mis ojos se entrecerraban mientras lo miraba por un rato más. Me quedé perplejo, pero me aparté a un lado para quedarme con el resto de mis compañeros mientras esperábamos a nuestro nuevo profesor. Un momento después, la puerta del despacho de los profesores se abrió y el profesor Lupin salió. Llevaba una vieja y desaliñada túnica marrón y sus ojos parecían mucho más jóvenes de lo que era su lenguaje corporal.
