Human - Christina Perri
No sentía dolor, no sentía tristeza. No lloraba. No gritaba. Nada. Yo me había vuelto nada.
Mejor así. Sin nada. Hundiéndome en la inexistencia en la que me encontraba. No quería recordar, no quería sentir, solo quería quedarme en esa posición hasta que mi cuerpo muriera de inanición.
Solo estaba ahí. Ni siquiera sabía en dónde. Tenía las piernas recogidas y estaba sentada en el suelo, recostada contra una pared fría. Todo era blanco, el suelo y las paredes, y si ese era el techo también era blanco. No sabía en dónde comenzaba cada uno y tampoco me importaba.
Incluso yo estaba vestida de blanco.
Si el tiempo estaba corriendo no lo sentía. Yo solo era un cascarón vacío que ni siquiera era capaz de llorar.
Escondí la cabeza entre mis rodillas y así me quedé por lo que me pareció una eternidad. Sabía que debía estar triste, destrozada, pero ya no recordaba por qué. Había inquietud en mi pecho, una sensación amarga y fastidiosa que no se alejaba con nada, pero no sabía de dónde venía.
Al cabo de un rato escuché pasos de alguien próximo. Levanté un poco la cabeza, lo suficiente para observar a la recién llegada.
Me quedé con la boca abierta al observarla, con los ojos bien abiertos y el cuerpo petrificado. No sabía a qué parte de su cuerpo mirar, no sabía cómo me tenía que sentir.
Era yo. Mi cabello, mis ojos, mi cuerpo. Vestía incluso como estaba en ese momento. Y sonreía. Me observó desde arriba con una sonrisa dulce y preciosa, ¿así me veía yo cuando sonreía? Había alguien al que le gustaba mi sonrisa, pero no conseguía recordar quién.
—¡Hola!
La otra chica habló, o mejor dicho la otra yo, con mi voz. Lucía alegre y despreocupada, como un ángel que no tenía ninguna pena.
—Hola.
Inclinó la cabeza a un lado cuando le contesté sin entusiasmo. Debía verme tan gris a su lado como me sentía. Un dibujo inanimado, una pintura a blanco y negro.
ESTÁS LEYENDO
Kamika: Dioses Oscuros
FantasyDespués de la tempestad, viene la calma, o eso era lo que Ailyn quería creer; sin embargo, las cosas nunca podían estar bien siendo lo que era y con un enemigo desconocido muchos pasos por delante de ellos. Un mes había pasado desde Aqueronte, y des...