Rise Up - J2 Ft. Keeley Bumford
—¿Te encuentras bien? —preguntó Kirok.
Levanté la cabeza cuando vi sus pies frente a los míos. No, no estaba bien, tenía el estómago revuelto y las manos además de sudarme me temblaban, no dejaba de sentir que un rayo me partiría en dos en cualquier segundo.
Asentí y me incorporé, tomando aire de nuevo, con la espalda recta y la cabeza en alto.
—Sí. Vamos, tengo otro asunto que atender.
Comencé a caminar. Me quería alejar de Zeus tanto como pudiera, mientras más mejor. Bajé las escaleras casi corriendo y atravesé varios pasillos y recodos a gran velocidad. Kirok trataba de seguirme el paso.
—Deberías descansar, los efectos de las algas no tardan en pasar y cuando lo hagan vas a caer dormida sin importar dónde te encuentres.
Fruncí el ceño y ejercí presión a través del vínculo. Noté que apretó su mano para disimular el dolor, pero no lo consiguió.
—Lo haré cuando arregle esto. No olvides lo que te dije, Kirok, aún estoy muy enojada contigo.
Agachó la cabeza con resignación.
—Sí, ama.
Lo observé por algunos segundos más. Cuando lo veía recordaba todo por lo que tuve que pasar para encontrar el espejo. Pensaba en todo lo que pude haberme ahorrado, en todo lo que pude evitar.
Y aun así, cuando lo veía, también veía un corazón roto y un alma que quería un abrazo. Entendía su deseo de ver otra vez a At, de verla como ella y poder tocarla aunque no le correspondiera. Todos esos años de espera y culpa debieron ser muy difíciles de sobrellevar.
Eso solo me creaba conflicto. Quería estar enojada con él, estaba tan furiosa que si me hablaba solo me daban ganas de golpearlo. Pero al mismo tiempo sentía que tenía que consolarlo y decirle que todo estaba bien.
Regresé mi atención al pasillo, evitando pensar en eso. Tenía cosas más urgentes en donde ocupar mi cabeza.
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Kamika: Dioses Oscuros
FantasyDespués de la tempestad, viene la calma, o eso era lo que Ailyn quería creer; sin embargo, las cosas nunca podían estar bien siendo lo que era y con un enemigo desconocido muchos pasos por delante de ellos. Un mes había pasado desde Aqueronte, y des...