11. Lealtad eterna

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One Woman Army - Porcelain Black

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Recorrer el bosque de noche fue más fácil de lo que pensamos

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Recorrer el bosque de noche fue más fácil de lo que pensamos. Las horas trascurrieron con normalidad hasta que el amanecer llegó, y por lo que At nos informó ya habíamos avanzado más de la mitad del Bosque de la Lira.

Mientras caminábamos se podía alcanzar a distinguir el cambio de colores en lo poco del cielo que los árboles no cubrían. La combinación de naranjas y el aumento de la luz diurna fueron las que nos avisaron del paso del tiempo. Me pregunté cómo se vería un amanecer o atardecer en cielo abierto, no podía evitar imaginarme algo raro e inusual, y esperaba con ansias poder presenciarlo.

Como de costumbre, el silencio reinaba entre nosotros. Solo el sonido de las hojas al moverse por el viento y las ramas crujiendo bajo nuestros pies acompañaba el viaje. Solo que esta vez no solo se debía a la constante tensión, se debía a la parte del bosque donde nos hallábamos.

Según explicó Kirok y respaldó Niké, las Furias se habían desplazado hasta esa zona. Ellas habían cambiado, ya no eran tan leales al Olimpo como lo eran cuando At todavía estaba viva. Ahora ellas odiaban a los dioses, como cosa rara, y estarían felices de destrozar a las tres débiles reencarnaciones de los Dioses Guardianes.

Por esa razón íbamos en silencio, cuidado incluso del sonido de nuestros pasos y nuestra propia respiración. En fila india, uno detrás de otro y atentos a lo que nos rodeaba.

Tenía los nervios de punta. Después de nuestro encuentro con las Gorgonas y con Aracne tenía la sensación de que en cualquier segundo algo emergería de entre los árboles y nos atacaría por sorpresa. A pesar de que me estaba acostumbrando a permanecer en un constante estado de alerta todavía me resultaba agotador esperar lo peor siempre que daba un paso. No me sentía segura ni siquiera cuando parábamos a descansar para comer o dormir.

A mi espalda estaba Andrew, lo sabía sin necesidad de voltearme, y frente a mí Cailye caminaba mirando el suelo, como si buscara en el césped el rastro de algún insecto; la rubia quería con desesperación ver algún animal, pues no creía que el bosque estuviera por completo carente de vida silvestre. Y frente a ella Kirok guiaba el camino.

Kamika: Dioses OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora