4.2. Cero control

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Hypnotic - Zella Day

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Hypnotic - Zella Day

Salté en cuanto me desperté, sin siquiera abrir los ojos todavía, como si alguien me hubiera empujado de vuelta a la realidad

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Salté en cuanto me desperté, sin siquiera abrir los ojos todavía, como si alguien me hubiera empujado de vuelta a la realidad. Me moví con brusquedad, desorientada, y con un grito atorado en mi garganta deseoso de salir. Sin embargo, me era imposible dejarlo salir. Mi voz no respondía, mi cuerpo se movía solo, mis sentidos estaban perdidos...

—Cielos, Ailyn, ¿te encuentras bien?

Abrí los ojos de golpe, observando de esa forma a la persona frente a mí que tenía sus manos sobre mis hombros. Me concentré en esos ojos tan azules como el cielo, tratando de convencerme a mí misma de que lo que viví había sido una pesadilla. Y, sin embargo, no pude evitar que una lágrima recorriera mi rostro.

El rostro de preocupación de Evan estaba presente, sus labios y su ceño ligeramente fruncidos respaldaban su gesto. Apretó mi hombro, y el estímulo de dolor que provocó me confirmó que estaba despierta. Bajé la cabeza, y solté un suspiro entrecortado mientras sentía cómo el ritmo de mi corazón se normalizaba. No recordaba tener taquicardia, pero sí podía percibir cómo mis sistemas poco a poco también entendían que nada fue real y regresaban a la normalidad.

Si aquello fue tan vívido para hacer eso con mi cuerpo, si en realidad pasara algo así no sabría cómo reaccionaría mi mente ante el shock.

—¿Qué te sucede? ¿Por qué lloras? —preguntó mi amigo, siguiendo mi rostro.

—N-Nada, tuve una pesadilla, es todo.

Recordaba fragmentos del sueño, nada más allá de una cabellera roja y del frio de la montaña, eso sin mencionar el cadáver desconocido que yacía sobre el césped. Un escalofrío me recorrió el cuerpo entero, a lo que mi mente bloqueó la imagen en forma de protección.

—¿Una pesadilla? Ailyn, estás sudando y tu temperatura está muy baja, es como si hubieras pasado el susto de tu vida. —Examinó mi rostro, en busca de alguna otra señal—. ¿En serio te encuentras bien? Te ves muy alterada.

Alterada no era la palabra, aterrada sí. Temblaba, y el frio que tenía a consecuencia del susto. Estaba segura de que mi piel era tan pálida como la de un espanto.

Kamika: Dioses OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora