Capítulo 1

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-¿Pero a quién demonios se le  ocurrió hacer este campamento?

-Luisita deja ya  de quejarte y sigue caminando que nos están dejando atrás.

-Marina, es que de verdad yo no puedo más, el cansancio me está matando y parece que mi mochila está cargada con un montón de piedras.

Repentinamente Luisita se detuvo, tiró la mochila, pasó su brazo por la frente para secar el sudor y recargó la espalda sobre el tronco del árbol más cercano.

-¡Luisita anda vamos, nos van a dejar los demás!-decía su amiga mientras intentaba jalarla  del brazo para que siguiera caminando.

-Marina avanza tú, diles que me perdí, no sé, inventa algo pero yo no seguiré caminando, estoy muerta de cansancio.

-¡Luisita estás loca!

-¿Están bien chicas?- se acercó a preguntar una joven que se había percatado del conflicto que tenía Marina para que Luisita continuara andando al ritmo de todos los demás.

-¡No! Definitivamente no estamos bien, aquí mi amiga que no quiere seguir y por su culpa el grupo nos dejará  y terminaremos abandonadas  aquí en el bosque.

-¡Cállate Marina! Que todo esto fue tu idea, sabías que yo no quería venir.

-Ya, pero si no venías no tendrías los créditos extra en la materia que estás a punto de reprobar Luisita.

-Chicas, chicas, tranquilas, no es un buen momento para que discutan- dijo la otra joven tratando de evitar que aquella discusión se saliera de control. -¿Marina, verdad?-preguntó la mujer que había observado desde lejos el comportamiento quejumbroso de Luisita.

- Marina no te preocupes por tu amiga, anda sigue al grupo, yo me quedo con ella, he venido varías veces, así que conozco bien el camino y el lugar.

-Pero...

-Anda, no te preocupes por...

-Luisita, me llamo Luisita Gómez.

-Marina, no te preocupes por Luisita, llegaremos al campamento sanas y salvas.

-¡Luisita eres tan testaruda!- Marina se alejó molesta siguiendo los pasos de los demás chicos.

Luisita que aún permanecía recargada en el tronco del árbol con las manos apoyadas en sus rodillas y con la mirada perdida en el suelo escuchó cómo se alejaba Marina, cuando por fin ya no fueron audibles los pasos de su amiga la rubia se sintió libre de sus acusaciones, fue hasta entonces que se  relajó y se sentó sobre las hojas secas que caían de los enormes árboles, jaló su mochila y sacó su botella para beber agua.

La otra chica la imitó, se sentó en un tronco y también se dispuso a beber un poco de agua.

-De verdad, no tienes porque quedarte conmigo, sólo diles que me perdí y vendrán a buscarme para regresarme a casa.

-¿Enserio, eso es lo que quieres Luisita? Si no terminas el campamento no obtendrás los créditos extra y no aprobarás la materia, te resultará mucho más difícil, además, tendrás que estudiar todas las vacaciones para presentar el examen final. Si yo fuera tú elegiría seguir  con el campamento para después disfrutar de  las vacaciones con los amigos sin la preocupación de aprobar un examen.

Las palabras de la chica hicieron reflexionar a la rubia, quien ni siquiera se había molestado en mirar a la otra joven por el enojo y el cansancio.

-¡Pues sí! Tienes razón- fue hasta ese momento que Luisita  se dignó a ver a la joven, era muy guapa, su cabello castaño estaba amarrado en una coleta que dejaba escapar algunos mechones que caían a los lados de su rostro, por un instante se perdió en los ojos verdes  que la miraban con ternura y gracia al mismo tiempo. La chica tenía algo que cautivó al instante a la rubia y que no supo explicarse en ese momento.

-¿Entonces? ¿Decides esperar aquí sola hasta que vengan por ti para llevarte a tu casa o seguimos a los demás?- preguntó la chica con una hermosa sonrisa que Luisita no pasó desapercibida.

-¿Sabes?, sólo espero una cosa, encontrar a la persona que tuvo la gran idea de hacer este campamento para decirle en su cara que está totalmente loca -decía Luisita al levantarse del suelo y regresar la mochila a su espalda.

-Mmmm.... pues me parece que no tendrás que esperar mucho tiempo para decírselo - la morena soltó una carcajada y se colgó al hombro su mochila.

-¿Pero qué dices?

-Que esa persona soy yo, fue mi proyecto final y los profesores lo aceptaron.

-Espera, espera, ¿quieres decir que esto fue idea tuya?- La rubia tomó del brazo a la joven quien ya se disponía a seguir caminando.

El contacto hizo que la morena se detuviera, la unión de su piel con la mano de Luisita provocó en ella una extraña pero agradable sensación.

-Temo decirte que sí Luisita, yo soy esa persona loca a la que se le ocurrió la idea de organizar este campamento.

-¡Yo y mi gran bocota!- La rubia cubrió su rostro con ambas manos para ocultar la vergüenza que sentía ante aquella chica tan hermosa que acababa de conocer.

-¡Olvídalo!- aquel gesto le pareció tan tierno a la mujer que no pudo evitar sonreír al ver a la rubia con las manos cubriendo su rostro.

-¡¿Me disculpas?!- Luisita se mordió el labio inferior y puso la cara más tierna que pudo, estaba avergonzada por lo que había dicho y de verdad quería que la joven que acababa de conocer la disculpara.

La morena se derritió ante la mirada que le dedicó Luisita, era consciente que debería estar enfadada con la rubia por el comportamiento infantil que había mostrado pero era incapaz de molestarse con la carita dulce que tenía frente a ella.

-¡Vamos Luisita! No tienes que disculparte, te prometo que te divertirás en el campamento - estiró su mano para tomar la de la rubia y así continuar con la caminata.

La agradable conexión que sintió Luisita al sentir la mano de la morena agarrando la suya provocó que olvidara el cansancio y que su cuerpo nuevamente recargara la energía que había perdido durante todo el trayecto.

Después de todo la idea que tuvo Marina de asistir al campamento no había estado tan mal pensaba Luisita mientras veía su mano unida a la de la otra joven. En cuanto volviera a ver a su amiga le agradecería porque gracias a su insistencia había conocido a una persona que pronto se convertiría en alguien muy especial.

-¡Por cierto, me llamo Amelia, Amelia Ledesma!- dijo la chica sin dejar de sonreírle a la rubia y sin soltar su mano.

Contigo siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora