Capítulo 12

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-¡Amelia, quédate esta noche conmigo!

-¡Luisi!

-Anda regresa a la cama que no voy a comerte- dijo con una sonrisa pícara.

-No...

-¡Amelia!- insistió la rubia.

La morena se acercó a Luisita, tanto que podía sentir su respiración.

-¡Convénceme!- exclamó en un susurro y lo más cerca que pudo de los labios rosados de la rubia.

-Mmmmmm...- se quedó pensativa.

-Anda Luisi, convénceme para que me quede esta noche contigo- dijo sin alejarse de la rubia, tenían la mirada fija una en la otra.

-Dime cómo puedo convencerte- su respiración comenzó a agitarse.

-Tú sabes como- levantó una ceja.

Amelia tenía muy claro que era incapaz de rechazar la petición de Luisita, pero le gustaba la forma en que la rubia estaba tomando el control de la situación.

-Amelia...- Luisita hizo a un lado el cabello rizado y clavó el rostro en el cuello de la morena dejando en su recorrido pequeños y sensuales besos húmedos.

-Mmmmm... Luisi- dejó escapar un gemido de placer al sentir los labios de la rubia-. ¡Lo estás logrando!

-¿Te quedarás esta noche conmigo?- preguntó sin dejar de recorrer con sus labios la  sensual curva que se formó entre el cuello y el hombro de Amelia cuando esta sé inclinó hacia un lado para recibir las caricias de Luisita.

-Mmmm... aún no me convences- soltó una risita juguetona.

-¿Y así?- mordió delicadamente el lóbulo del oído de Amelia.

-Por favor...detente... Luisi- con dificultad logró  articular la frase.

-No, hasta que aceptes quedarte esta noche conmigo.

-Aún no eres muy convincente- exclamó Amelia.

-¿No?- Luisita recorrió con la yema de su dedo los labios de la ojiverde.

Amelia dejó seguir a Luisita con su juego de seducción, ella se había prometido no volver a insistir, no quería de nuevo ser rechazada por la rubia como la última vez que intentó besarla. El motivo de su rechazo no lo sabía, pero definitivamente intuía que era algo importante.

-Esta vez no te será tan fácil Luisi- Amelia quería rendirse, sin embargo decidió aguantar los encantos de la rubia lo más posible, anhelaba saber hasta donde era capaz de llegar con tal de cumplir su deseo.

-¿Estás segura?- se mordió el labio inferior.

-Sí ...- alcanzó a pronunciar cuando sintió las manos de Luisita deslizarse bajo la sudadera.

Sus miradas estaban conectadas bajo un hechizo de seducción, ninguna se atrevía a romper el encanto.

-Tu piel es tan suave- la rubia exploró bajo la ropa la espalda desnuda de Amelia.

Las manos de Luisita delinearon una y otra vez el surco que se forma en la espalda derivado de la columna vertebral. Podía sentir el cuerpo de la morena vibrar cada vez que sus dedos rozaban su piel.

Amelia sentía arder su cuerpo, no había forma de extinguir el fuego que Luisita estaba provocando.

-¿Sabes que estás jugando con fuego Luisita?-Amelia buscó refugio ante tal ola de placer  en el hueco derecho del hombro de la rubia.

-¿Y no te gusta Amelia?

Luisita sacó las manos debajo de la sudadera de Amelia, la acostó sobre la cama y la miró directamente a los ojos.

Contigo siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora