Capítulo 10

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Era imposible contener la emoción que sentía, sus pequeños piecitos chocaban entre sí de lo nerviosa que estaba, llevaba varias semanas sin verla, quería abrazarla y decirle lo mucho que la extrañaba.

No pudo seguir en su asiento como le habían ordenado, se puso de rodillas y recargó su pequeño cuerpo en el respaldo del asiento, hizo un esfuerzo para que  sus ojitos color miel se asomaran por el asiento para ser vista por la hermana Nieves que iba en el asiento trasero.

-Hermana Nieves ¿Ya vamos a llegar? ¿Cuánto falta?- decía una pequeñita ansiosa por llegar al campamento.

-Ya falta poco Melissa, ahora siéntate bien que no quiero accidentes.

-¡Pero...hermana!

-Anda, siéntate que vas a despertar a tus compañeros- la hermana Nieves señaló con la mirada a los demás niños que iban tranquilamente dormidos en sus asientos.

La pequeña castaña se obligó a sentarse, sus ojitos color miel brillaban de alegría por abrazar nuevamente a Amelia.

-Hermana ¿cuántos días estaremos con Amelia?- la pequeñita volvió a levantarse de su asiento.

-Melissa ya sabes la respuesta, lo hemos repetido un montón de veces durante la  semana.

-¿Son cinco días verdad?- mostró su manita señalando con la otra sus cinco deditos mientras contaba.

-Sí Meli, son cinco días, ahora siéntate que sino  vas a terminar debajo del asiento.

-Son muy pocos  no crees hermana Nieves, deberíamos pasar más días con Amelia- dijo con su carita triste.

-Melissa, anda siéntate y duerme un poco, no puedo creer que seas la única que esté despierta a estas horas, aún es muy temprano.

-Amelia ya nos está esperando ¿cierto?

-Sí Meli, Amelia ya está esperándonos.

-¿Crees que se alegre al verme?- exclamó emocionada.

-Claro que si Melissa, Amelia se pondrá muy contenta de verlos a todos.

-¿Falta mucho para llegar?- volvió a preguntar la pequeña.

-Meli, si te digo cuánto falta para que lleguemos ¿me prometes que te sentarás?- preguntó divertida la hermana Nieves.

-Sí, sí, sí, lo prometo- levantó su manita derecha para sellar su promesa.

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-Veo que al fin te dignaste a leer el cronograma- dijo Marina con una sonrisa de júbilo al ver entrar a su amiga a la cabaña.

-Sí, lo leí ¿Por qué no me dijiste que la información importante estaba en la última página, me hubieras ahorrado un montón de tiempo- Luisita tapó con su mano un enorme bostezo y se metió debajo de las mantas.

-Estás consciente que sólo dormirás una hora ¿verdad?

-Mmmmm... déjame dormir Marina.

-Y la que tenía que llegar temprano era yo, mírate nada más, ¿dónde te metiste toda la noche?

-Lue...go...- otro bostezo interrumpió la frase.

-Luisita, no te duermas, no seas así, ¿por qué siempre tengo que perderme de todo lo que pasa entre Amelia y tú?- recriminó -. ¡LUISA GÓMEZ, NO TE DUERMAS!- Marina no obtuvo ninguna respuesta de su amiga-. ¡Joder, contéstame!- se levantó de la cama para lograr que su amiga la pusiera al tanto de los últimos acontecimientos con Amelia, pero pronto perdió la esperanza al ver a una Luisita profundamente dormida.

Contigo siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora