-¿Luisi, está todo bien? ¿Le sucedió algo a Marina? ¿Pasó algo con tus padres?
Luisita sentía un nudo en la garganta que no le permitía responder las preguntas que le hacía Amelia.
-¿Luisi, cariño?- intentó sacarla del estado en el que se encontraba.
Después de varios minutos la mirada de la rubia respondió a las caricias de Amelia. Luisita clavó los ojos color miel en sus manos entrelazadas con las de la morena.
-¿Luisi?- volvió a preguntar con algo de temor al no tener idea de lo que le sucedía a la chica-. ¿Qué ha pasado Luisi?
-Nada... no pasa nada Amelí- le dejó un beso suave en la mejilla y se dispuso a salir del apartamento.
-¡Luisi, espera!- le tomó la mano para evitar que siguiera avanzando-. No puedes irte así, además de ninguna manera voy a dejar que te vayas en este estado- sentenció.
-No me pasa nada Amelia, de verdad estoy bien, tengo que irme, ya es tarde y aún tengo que resolver algunos pendientes antes de salir a casa de mis padres.
-Luisi, cariño, lo que te ha dicho Marina definitivamente no fue nada bueno, si pudieras ver tu rostro en este momento, estás completamente pálida y tus manos están heladas.
-Amelia, de verdad no pasa nada, son cosas de Marina, ya la conoces cómo es- intentó fingir una sonrisa.
-Luisi...
-Amelí... ven aquí, ¿puedes abrazarme?- suplicó una tierna y preocupada Luisita.
Amelia la abrazó con ternura, quería protegerla de cualquier cosa, no era capaz de verla sufrir de esa manera, su corazón se estrujaba sólo de imaginar que Luisita la estaba pasando mal. Sabía perfectamente que detrás de esa Luisita que intentaba aminorar la situación se hallaba un inmenso temor.
-Luisi- exclamó en un susurro y sin deshacer el abrazo-. Sabes que puedes confiar en mi ¿cierto?
-Lo sé Amelia...
-Entonces, ¿por qué no me cuentas lo que realmente sucede?
-Ya habrá tiempo... ahora no puedo... sólo... sólo no dejes de abrazarme.
-Cariño...
Luisita no permitió que Amelia concluyera lo que tenía para decirle porque buscó sus labios para besarla.
-Nos vemos pronto... Amelí.
-¿Lo prometes?- acarició con la punta de la nariz el rostro de la rubia.
-Lo prometo leoncito- soltó una risita.
-¿Leoncito?- arqueó una ceja.
-Shiii, eres mi tierno y hermoso leoncito- alborotó con las manos los rizos de Amelia y repitió el mismo gesto que la morena había hecho minutos atrás cuando rozó la punta de su nariz en su rostro.
La ojiverde acompañó a la rubia hasta la puerta.
-Luisi, no te vayas- sostuvo su mano.
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Contigo siempre
FanfictionLuisita y Amelia se conocen de la manera menos esperada, lo demás sólo será un juego del destino.