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-Muero de sueño.- dijo Lucy caminado a mi lado por el pasillo del colegio.

Reí un poco.

-Si te quedaste hablando con Ana hasta las cinco de la mañana ¿que querías?.-

Ella rió .- tienes razón.- dijo.

-Bueno ya tengo que irme, tengo que hablar con la maestra de química, te veo luego.- se despidió mi amiga.

Caminé hacia mi casillero a dejar unos libros que no necesitaba. Al cerrarlo pude ver a Jake en su casillero ojeando un libro, decidí ir a saludarlo.

-Hola.- dije dándole un beso en la mejilla.

-Hola preciosa.- dijo el sonriendo.

-¿Sabes? no me gusta cuando me dices preciosa.- dije.

-¿Ah no?.- preguntó el sonriendo.

-No, se que así le decías a las chicas para llevarlas a la cama.-

-Bueno y ¿cómo quieres que te diga?.- preguntó él mirándome con los ojos entrecerrados.

-Sorpréndeme.- respondí.

El río aún más.

-¿Princesa?.-

-Podría ser pero es muy empalagoso.- dije.

-Y ¿qué tal chica de ojos raros?.- preguntó él.

-Un poco largo pero me gusta.-

-Bien, entonces será mi chica de ojos raros.- dijo tomándome por la cintura.

Reí.

-Me gusta, oye ¿harás algo esta tarde?.- pregunté.

-No, estaré libre.-

-¿Quieres salir conmigo?.-

-Si claro ¿a donde iremos?.- preguntó.

-Es una sorpresa.-

-No me gustan las sorpresas pero si lo dices tú, no me molesta.-

-Bien, entonces te espero a la salida.- dije.

La campana sonó y cada cual fue a su salón correspondiente.

Decidí contarle de donde vengo, lo llevaré al barrio y le enseñaré todo, le diré todo lo que quiera saber sobre mi.

No sé realmente lo que me hizo pero siento que puedo confiar en él, nunca estuve con alguien, soy nueva en esto y realmente quiero que todo salga bien entre nosotros.

-Señorita Winsclood ¿podría responder la pregunta?.- dijo el profesor mirándome con los brazos cruzados.

Mierda.

-Lo siento, no se.- dije.

-Debes prestar más atención señorita, si no le importa la clase la puerta está abierta, puede irse.- dijo el señalando la puerta.

Puta que oferton.

Tome mi mochila, guarde todo lo mío y salí del salón.

-Que irrespetuosa.- dijo el profesor indignado.

Lo ignoré y seguí mi camino.

Él dijo que si no me importaba que me fuera ¿no? pues no me importa.

Caminé hasta la oficina del abuelo, entre y lo vi hablando por teléfono.

Me senté en la silla frente de su escritorio y esperé a que terminara de hablar.

Prometo Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora