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Desperté sintiéndome desorientada. Mire a mi alrededor y vi que estaba en la casa de Ana.

-Que alivio que hayas despertado, me diste un susto de muerte Gen.- Dijo Ana caminado hasta mi.

-¿Que pasó?.- pregunté con la voz ronca un poco confundida.

Ana soltó un suspiro antes de hablar.

-La policía atrapó a tu madre anoche, te dispararon y perdiste mucha sangre, tuve que llamar a Carlos para que tratara tu herida, no fue algo tan grave, estarás bien dentro de poco.- dijo mirándome.

Asentí sin decir nada.

La policía arrestó a mamá, mierda.

-¿Carlos dijo que tomara algo?. ¿Alguna medicina o antibiótico?.- pregunté tratando de sentarme pero sentí mucho dolor en mi espalda así que me quede acostada.

-Solo me dio unas pastillas para el dolor, no tenemos nada más.- dijo parándose y buscando las pastillas para dármelas, me tendió un vaso con agua y me tome las pastillas.

Carlos es un puertorriqueño que conocimos hace unos meses cuando sus padres lo echaron de la casa, había estudiado medicina unos años en su país así que es como nuestro medico o algo así.

-Tengo que buscar a mis abuelos.- le dije a Ana.

-¿Por que ahora? te puedes quedar conmigo, no tengo ningún problema con eso.- dijo ella frunciendo el ceño.

-Te lo agradezco mucho Ana pero mi madre ya no está aquí y antes de que pasara todo me pidió que fuera a buscarlos.- dije. Intenté sentarme de nuevo e ignorando el fuerte dolor conseguí hacerlo.

Hice una mueca de dolor y solté un quejido involuntario.

-Oye cuidado, te abrirás la herida bruta.- dijo Ana regañándome.

-Estoy bien.-

-Si, claro que estás bien, solo recibiste un disparo pero nada grave, tranquila.- dijo sarcástica.

-Ni que fuera la primera vez.- dije recordando las dos veces que me ha pasado lo mismo.

Una fue haciendo una entrega, se quisieron pasar de listos y robarse la mercancía, me dispararon en el lado derecho del abdomen, la otra fue en una balacera, recibí la bala en el muslo izquierdo, quedaron unas horribles cicatrices.

-No me importa si es la primera, la segunda o la tercera vez, te quedarás aquí conmigo hoy, ya mañana te ayudaré a buscar a tus abuelos.-

-Bueno, está bien jefa, lo que usted ordene.- dije en forma de burla.

-Deja de ser tan payasa. Te traeré algo de comer y no te muevas.- dijo apuntándome con el dedo.

Asentí con la cabeza y la vi ir a la cocina.

++

Al día siguiente desperté temprano, aún sentía dolor pero no era tan intenso como el día anterior, era un poco más soportable.

Me lave los dientes, me bañe y luego me vestí.

Viajaría a la ciudad junto con Ana.

-¿Tienes todo?.-preguntó mi amiga cuando salíamos de su casa.

-Si, todo lo que necesito está en esta mochila así que tengo todo.-

Ella asintió.

Caminamos hasta la parada de autobús más cercana, compramos el boleto y nos subimos al bus que llevaba a la ciudad.

Tardaríamos alrededor de dos o tres horas en llegar. Será un largo camino.

-¿Te cambiaste las vendas de la herida?.- preguntó de repente Ana.

Prometo Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora