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-¿Te conozco?.-  fingí no acordarme de él.

-Chocaste conmigo ayer en la calle.- dijo

-Oh, lo siento no recordaba. Te pido una disculpa por ser tan despistada.-

-¿Lo dices en serio?.- preguntó el sorprendido

-Para nada.- dije y pase por su lado.

Lo escuché reír detrás de mi.

-Espera un momento.- dijo parándose frente a mi e interrumpiendo mi camino.

-¿Que quieres?.- pregunté

-¿Eres nueva cierto?.-preguntó

-¿Cuantos años llevas aquí?.-

-Tres años.- contestó dudoso.

-Ajá ¿y en esos tres años me habías visto aquí?.-

-No.-

-Bueno, tú solito obtuviste la respuesta.- sonreí falsamente y pase por su lado.

-Oye ¿usas lentes de contacto?.- preguntó volviendo a parase frente a mi y mirando mis ojos.

-¿No te cansas de hacer preguntas?.- dije fastidiada por su bombardeo de preguntas.

-No.- respondió sin más.

-No, no son lentes de contacto, este es el color de mis ojos ¿Ya terminaste tu interrogatorio?.-

-De echo no, todavía me falta preguntar tu nombre.- dijo

-No te importa, y si no te molesta ya me tengo que ir.- dije, pase por su lado y seguí caminando.

Me propuse ir a conocer la escuela, no faltaba mucho para que el timbre sonara pero no importa.

Más adelante vi unas doble puertas abiertas y me dirigí a ver qué era lo que había detrás de las mismas.

Al asomarme vi una gran cafetería, habían muy pocos estudiantes sentados en las mesas del lugar.

Escuché como la campana sonaba así que decidí ir al salón.

Caminaba lentamente por el largo pasillo, no quedaba casi nadie, tampoco me importaba llegar tarde el primer día. Usaría la excusa de "soy nueva no encontraba el salón y me perdí."

Un clásico.

Al llegar al salón, la puerta estaba cerrada. La abrí y me adentré al lugar.

Todos, incluido el maestro voltearon a verme.

-Lo siento profesor, soy nueva, no encontraba el salón y me perdí.- dije fingiendo estar apenada.

-Oh no te prepones, ven acércate.- dijo el profesor

Era un hombre un poco mayor, con lentes y barba en forma de candado.

Caminé hasta su escritorio y me coloqué en frente del mismo.

-Bien. ¿Como te llamas?.- preguntó el con un papel en su mano.

-Genevitte Winsclood.-

-¿Winsclood? ¿Es algún familiar del director?.- preguntó el interesado.

-Lo siento pero no es de su incumbencia.- dije lo más educada que pude.

-Si claro, discúlpeme.- dijo él un poco apenado.- Bien puede ir sentarse joven.-

Asentí y me volteé para buscar algún lugar vacío.

Vi uno al lado de una chica, ella parecía estar entretenida escribiendo algo en su libreta, era la única persona que no me miraba con interrogante.

Prometo Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora