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JAKE

-Esta obsesión por saber de mi te hará daño Jake. Que conste que te lo advertí.- dijo y bajo de mi auto.

Me quedé unos segundos pensando en lo que había dicho.

Encontrarla escapando de la policía fue algo bastante extraño lo cual aumentó mi curiosidad por saber que hacía.

¿Que estaría haciendo para que la policía la siguiera?

Conducí hasta llegar a mi casa.

Genevitte.

Un nombre sin dudad hermoso, igual que la dueña.

Jake ¿podrías dejar de pensar tantas estupideces?.

La casa en donde vive Genevitte me parecía bastante familiar, como si ya la hubiera visto antes.

Decidí ignorar esos pensamientos. De seguro la confundía con la de alguna otra chica.

Me cambié por algo más cómodo para dormir.

Me acosté en mi cama y cerré los ojos dispuesto a dormir pero unos ojos morados no salían de mi mente.

++

Me desperté temprano para ir a la escuela.

Entre al baño para tomar una ducha y lavarme los dientes. Salí del baño y me vestí.

Escuché como él timbre de la casa sonaba.

Fruncí el ceño.

¿Quien vendría aquí tan temprano?.

Baje a abrir la puerta y me sorprendí al ver quien era.

-¿Genevitte?- pregunte confundido.

-La única.- respondió.

-¿Que haces aquí tan temprano?.- pregunté

-La persona que me lleva siempre a la escuela no pudo llevarme hoy así que le pregunté quien vivía por aquí cerca que me pudiera acercar y desgraciadamente eres tu.- respondió.

-¿Tu chofer no pudo llevarte hoy?.- pregunté un poco perdido.

Ella me miró confusa.

-¿Que no me escuchas cuando te hablo?. Ni siquiera tengo chofer.-

-¿Y quien te lleva al colegio todos los días?- pregunté

-Un familiar. ¿Te quedó claro o necesitas hacer otra pregunta?.- pregunto media harta.

Negué con la cabeza.

-Bien.- dijo y entró a mi casa sin que le diera permiso.

-Oye salvaje, no puedes entrar si no te dan permiso, es una falta de respeto.- dije indignado.

-Tu no respetas mi privacidad así que no hables de respeto idiota.- contestó

Bueno, en eso si tenia razón.

La vi caminar hasta la cocina.

-¿Que haces?.- pregunté viendo cómo se sentaba a comer mi desayuno.

-Comer.- respondió obvia.

-Ese era mi desayuno.-

-Tú mismo lo has dicho, era.- dijo y continuó comiendo.

Solté un suspiro.

Tendré que comprarme algo en el colegio para desayunar.

Observe como la chica de ojos morados tomaba una taza de café. Me pareció algo gracioso verla tomar la taza por el cuerpo y no por la agarradera, si el café hubiese estado mas caliente se hubiera quemado.

Prometo Cuidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora