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♧Advertencia:
Este capítulo contiene smut leve.
_______________________________________Unas cuantas semanas pasaron desde que Claude se convirtió en el nuevo mayordomo de la condesa y la dinámica dentro de la mansión era un tanto tensa, ya que los dos mayordomos no se llevaban del todo bien. Siempre parecían estar compitiendo por ver quién era el mejor y demostraban todas sus habilidades a más no poder.
Todos admiraban la precisión con la que desarrollaban sus tareas de una manera sumamente elegante y sin mucho esfuerzo. Sin embargo, Amelia sabía muy bien que sus egos estaban en juego y estaban luchando por estar en el primer lugar de todo aquello que emprendían.
A veces era divertido observar cómo competían, pero a veces se volvía un poco tedioso. No obstante, agradecía sus esfuerzos por atenderla, cuidarla y ayudarla en su investigación del hombre del cascabel. Aún no conseguían mucha información al respecto, a excepción de lo que ya sabían.
Esa tarde, Oscar visitó a su prometida y tomaron el té juntos en el jardín. Ambos mayordomos se encontraban presentes y observaban con recelo al azabache de ojos morados. A pesar de que era la primera vez que Faustus conocía a Brown, este percibía una energía extraña que emergía del hombre.
- Me alegra que salieras bien de esa fiesta - le regaló una sonrisa genuina a la joven mientras llevaba la taza a sus labios para beber un poco de aquella bebida deliciosa.
- Amelia, ya sabes lo que se aproxima, ¿no? - ella asintió feliz mientras los dos demonios fruncían el ceño al no entender de lo que hablaba la pareja.
- Este año será muy especial, ya que cumplí 18 y tendré un papel importante en la celebración - su prometido tomó con delicadeza su mano.
- Tu madre estaría orgullosa de ti y sé que ella estará acompañándote ese día - besó su mejilla y acunó su rostro con su gran mano.
- ¿Vendrás? - él negó y su semblante entristeció por no poder apoyar a su futura esposa.
- Gomen mi pequeño tesoro, pero tengo una cena que atender con el dueño del museo de arte para negociar una galería para los estudiantes de pintura - ella asintió y le dio un corto beso en los labios.
- Daijoubu, te contaré cómo estuvo y guardaré un poco de comida para ti - él sonrió ante la dulzura de la chica. La pareja se despidió y la condesa se dirigió a su habitación para descansar y prepararse para dormir. Se adentró a su recámara y se sentó en la orilla de la cama para cepillar sus mechones mientras observaba la luna menguante.
Al estar perdida en la luna, no sintió cuando el cepillo fue arrebatado de su mano y ahora un hombre de ojos rojos se encargaba de desenredar su cabello con suma gentileza. La sensación de que cepillara su cabello le provocaba algo de sueño, pero sintió cómo él tomaba su barbilla y levantaba su rostro para unir sus labios.
El beso comenzó como algo inocente y tierno, pero se volvió sucio y pasional. Ambos se entregaban al otro mientras las prendas iban desapareciendo poco a poco y se sumergían a un placer que iba incrementando al paso de los minutos. Él se colocó encima de ella y descendió por su cuerpo dejando un camino de besos ardientes.
Se detuvo en su vagina y la devoró sin piedad alguna. Los dulces gemidos de la chica salían por aquel par de labios carnosos y viajaban hacia el canal auditivo del demonio que se encontraba entre sus piernas. Hizo que ella se corriera muy fuerte hasta el punto de mojar las sábanas.
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Ars Moriendi
FanfictionUn encuentro cercano a la muerte lleva a la condesa Amelia Blackwell a realizar un contrato con un demonio, quien la ayudará a encontrar al culpable de su accidente a cambio de su alma. Sin embargo, las cosas se ponen mucho más interesantes cuando o...