Capítulo 28: El Cuervo, La Araña y El Cordero

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♧Advertencia:

Este capítulo contiene smut leve.
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La forma en que empezó el día Amelia fue un tanto particular, ya que dos demonios se mataban una vez más con las miradas.

- Les recuerdo el trato que hicieron - ambos fruncieron el ceño y suspiraron. - Así que es mejor que cambien esas expresiones y vuelvan a trabajar en equipo - los dos se ignoraban y asintieron para luego realizar sus labores.

La noticia acerca de lo ocurrido en el evento de caridad figuraba en primera plana en el periódico. Aún estaban en busca de pistas acerca de lo sucedido, pero no avanzaban mucho como querían. La condesa se encontraba trabajando en una obra que ha estado en su mente después que terminó de desayunar.

Tomó el pincel y empezó a trazar líneas sobre el lienzo. Con habilidad y destreza movía el pincel de un lado a otro. En el material se estaba formando una figura con plumas negras que descansaba en la rama de un árbol. Al transcurrir las horas, ahora dibujaba otra figura que colgaba de una tela de araña. Los detalles en cada uno de los animales eran sumamente hermosos.

Por último, reposando en el pasto verde había un cordero, el cual volteaba a ver hacia arriba en dirección hacia los dos animales que fijaban sus miradas en el pequeño. Pasó horas y horas trabajando en esa pintura hasta que logró finalizarla. Después de haber observado por algunos instantes el cuadro, se acostó en el piso y cerró brevemente sus ojos.

Claude ingresó a la pieza que Blackwell usaba como taller para llevarle un poco de té. Se percató que estaba dormida y dejó la bandeja sobre una mesa. Recogió los utensilios y observó la creación de la chica. Le pareció interesante la araña y una sonrisa se plasmó en su rostro. Se acercó a su ama y esta despertó de su siesta.

No pronunciaron palabra alguna y sólo se sostuvieron la mirada, como lo habían hecho la noche anterior. Poco a poco sus rostros se iban acercando hasta que el azabache no aguantó más y reclamó los labios de la joven en un beso lleno de deseo. Se separaron y ella llevó su mano al rostro de Faustus para acariciar su piel.

Accidentalmente manchó su mejilla con pintura, pero este no le tomó importancia y notó que ella tenía una mancha en su clavícula. Recorrió con la mirada esa área hasta subir por su cuello y llegar a un par de ojos cafés. Observó cuan rosados e hinchados estaban sus labios y los iba a besar nuevamente hasta que alguien aclaró su garganta y llamó la atención de ambos.

- Ojou-sama, le prepararé un baño - dirigió su mirada a su compañero y entrecerró sus ojos. - Veo que interrumpí algo - rio levemente al ver cuan molesto estaba Claude.

- Si no fuera por el trato ya lo habría matado - arregló sus lentes y le dedicó una mirada fría a Sebastian. El de ojos rojos le ofreció una sonrisa socarrona.
Amelia observaba a ambos y aún no entendía muy bien por qué se llevaban tan mal.

- ¿Será por cuestión de honor? -

- ¿O será algo entre hombres? -

- ¿Quieren atención? -

- ¿Quieren demostrar quién es el líder? - estaba debatiendo internamente que no se percató que Michaelis estaba frente a ella mientras le ofrecía su mano para llevarla a tomar un baño.
Ella acercó su mano y la reposó en la mejilla del hombre.

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