Los últimos días de Oscar en la mansión Blackwell se acercaban. Esas dos semanas que han pasado juntos han sido muy buenas. Los preparativos para la boda avanzaban con normalidad; ya tenían listo la iglesia donde se iban a casar, el lugar de la recepción, el pastel de bodas, el vino, las flores y parte de la decoración. Lo único que hacía falta era la fecha y las invitaciones.
Amelia se encontraba repasando la lista de invitados en su oficina. La joven condesa se encontraba sola, ya que su prometido se encontraba en el bosque practicando arquería. El sonido de la puerta abriéndose le indicó que había llegado alguien.
- Sería un desperdicio que se case con Oscar-san - opinó su mayordomo de ojos ámbar. Ella rio, ya que sus comentarios hostiles hacia el azabache nunca hacían falta cuando estaban a solas.
- Veo que realmente lo admiras Claude - este bufó en respuesta y colocó el té enfrente de ella.
- No sé por qué lo eligió - el desprecio en su voz era muy evidente.
- Porque prefiero mil veces casarme con alguien que conozco a casarme con un completo extraño - bebió el líquido caliente y delicioso.
- ¿No me ama your countess? - la chica no se esperaba para nada esa pregunta y notó un semblante muy ajeno a Faustus, tristeza y dolor.
- Claude - él subió su mirada y la conectó con ella. - Te amo; puede que seas muy serio, estricto, controlador, posesivo y frío. Sin embargo, he visto tu lado tierno y amable. Eres un gran mayordomo y siempre te he estado agradecida que hayas aceptado nuestro contrato - él abrió los ojos en sorpresa al escuchar aquellas palabras.
- Eres un demonio extraordinario y sé que mereces parte de mi alma por tu dedicación - el de lentes se hincó y recostó su cabeza en las piernas de su ama.
- Your countess, no sabe cuánto me alegra escuchar su melodiosa voz pronunciar todas esas palabras - besó su mano mientras ella acariciaba su cabello.
- Gomen por hacer que veas cómo brindo mi atención a Oscar, pero me casaré con él. No sé cuándo, pero lo haré - él levantó su cabeza de su regazo y sus ojos brillaban con aquel tono carmesí.
- ¿Qué hace tan especial a Oscar-san? ¿Acaso es mejor en la cama? ¿Besa mejor que yo? - ella negaba, pero él seguía insistiendo.
- ¿Acaso él le ha brindado intensos orgasmos como yo se los he dado? ¿Él hace que usted tiemble? ¿Hace que grite su nombre? ¿Hace que empape la cama? - él tomó su barbilla posesivamente y su mano viajó por debajo del vestido de la chica hasta llegar a su vagina.
- Cl-claude - titubeó al sentirlo ahí. - Yamete kudasai. Este no es el momento - él rio profundamente mientras le dedicaba una mirada peligrosa.
- Este es el momento adecuado - bajó y se posicionó entre sus piernas para empezar a devorarla.
- Claude - gimió sólo para que él aumentara el ritmo de sus lengüetazos. Un golpe en la puerta los interrumpió.
- Querida, ¿sigues ahí? - preguntó Brown detrás de la puerta. La condesa trataba de normalizar su voz y hablar con claridad.
- Hai, puedes pasar - su prometido ingresó y la vio sonrojada.
- Daijoubu? ¿Tienes fiebre? - preguntó preocupado.
- Iie, es sólo que hace calor - Claude se encontraba debajo del escritorio escuchando la conversación.
- Tienes razón, he sudado mucho tras practicar. Me daré un baño y regresaré pronto - ella asintió y el azabache salió de la oficina. Faustus continuó con su labor hasta que la chica se corrió en su boca.
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Ars Moriendi
FanficUn encuentro cercano a la muerte lleva a la condesa Amelia Blackwell a realizar un contrato con un demonio, quien la ayudará a encontrar al culpable de su accidente a cambio de su alma. Sin embargo, las cosas se ponen mucho más interesantes cuando o...