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♧Advertencia:
Este capítulo contiene smut fuerte.
_______________________________________- Ojou-sama! Your countess! - escuchó a sus mayordomos decir al mismo tiempo que entraban en el invernadero.
- Percibimos que estaba alterada y quisimos venir de inmediato, pero recordamos su orden de no interferir a no ser que nos llamara - explicó Claude mientras Sebastian notaba la flor que tenía en sus manos la condesa.
- La flor de la muerte - comentó el de ojos rojos mientras fruncía el ceño. Amelia se dirigió hacia la salida para irse de una vez de aquel lugar cuyo ambiente era cargado de peligro.
- Vámonos a casa - dijo al pasar entre los dos azabaches, quienes la siguieron de cerca en caso de que alguien decidiera atacarlos.
El carruaje conducido por Jimmy se alejaba del territorio de Richard mientras el marqués observaba desde el balcón de la sala de fiestas. Sonrió mientras se llevaba la copa a la boca y se adentró para seguir disfrutando del evento.
Una vez en la mansión Blackwell, Amelia se encontraba en la bañera inundada en los pensamientos de todo lo que sucedió. Explicó a sus mayordomos todo lo que pasó entre aquel hombre y ella. Ya era de noche y la luna se alzaba en todo su esplendor en el cielo inglés. La chica salió de la tina y una toalla fue envuelta alrededor de su cuerpo.
Faustus secaba cada centímetro de ella con suma delicadeza mientras la castaña seguía en sus pensamientos. Él terminó y tomó su mentón para alzarlo y clavar su mirada en ella.
- De nuevo está inquieta, your countess - ella se disculpó y cuando estaba a punto de tomar su bata de dormir, el azabache se lo impidió. Estrelló sus labios en ella robándole el aliento y apartándola de sus pensamientos.
Se separaron y la toalla que cubría la silueta de Amelia cayó al suelo, dejándola expuesta ante el demonio. Los ojos ámbar de Claude se oscurecieron ante lo que veía. Ella tomó su mano y lo guio hasta la habitación. Una vez ahí, paseó sus finas manos por los brazos de él, luego por su pecho hasta terminar por su abdomen.
Subió su mirada y él la observaba detenidamente. Ella quitó sus guantes y los dejó caer para poder sentir la suave piel de sus grandes manos. Notó el sello en su mano y trazó el diseño con sus dedos. Él llevó su otra mano hacia la mejilla de la chica y la acarició. Amelia cerró los ojos ante la sensación de la piel de Claude y cuando los abrió, él la jaló hacia su cuerpo para robarle un beso.
A medida que el beso se intensificaba, él paseaba sus manos sobre el cuerpo de su ama. Al llegar a su trasero lo apretó y esto hizo que ella gimiera. Aquel sonido embriagador despertó la bestia que llevaba dentro así que giró el cuerpo de Blackwell e hizo que se acostara en la cama boca abajo.
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Ars Moriendi
FanfictionUn encuentro cercano a la muerte lleva a la condesa Amelia Blackwell a realizar un contrato con un demonio, quien la ayudará a encontrar al culpable de su accidente a cambio de su alma. Sin embargo, las cosas se ponen mucho más interesantes cuando o...