BE CAREFUL

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HOWARD O'LAIN

Las gotas de la lluvia caían sobre la ventana del auto y la neblina entre los árboles era espesa. Esta mañana habíamos alcanzado los 2° centígrados y el café caliente en mi porta vasos definitivamente no era suficiente para este frío infernal.

Me encontraba pensando, pensando en que a veces amaba y odiaba mi trabajo al mismo tiempo, más en estos días, donde todo parecía tornarse de cabeza. Algo estaba pasando en Arcade, pero algo realmente grande, más grande de lo que cualquiera se podía imaginar...

Salí del auto y me dirigí a enfrentar otro día más en esta pesadilla, otro día más bajo la presión de cumplir y ser la figura de la esperanza de que estos dos chicos estuviesen con vida, sí que era jodido.

—¿Dónde estabas?—Pregunté mirando al oficial García llegar aprisa detrás de mí.

—Disculpe jefe, él bebé volvió a hacer de las suyas esta mañana—Respondió finalizando con una risa nerviosa.

—¿Dónde estabas anoche?—Recalque, él tragó en seco—Debías vigilar que nadie pasara por esta zona.

—Señor... yo...

—¡Callate!—Me detuve haciéndole frente—No me interesa...

Suspiré torciendo mis ojos, la mayoría de los habitantes de este pueblo decían que no hacíamos nada y esta era una de las razones, mi equipo de oficiales incompetentes...

—Charlie, ¿Qué ha pasado? ¿Alguna novedad?—Me dirigí al área donde los chicos habían estado anoche.

—No señor, la lluvia de anoche no ayudó mucho, y no sé, pero... no hay sangre.

—¿Cómo que no hay sangre?—Pregunte.

—Aquí no Sheriff, tuvieron que mancharse en algún otro lugar del bosque.

Me quedé pensando por un segundo.

—De igual forma en un momento llegarán los sabuesos para buscar en el perímetro...

—¡No! No sirve de nada.

—Pero señor, usted los solicitó...

—Se muy bien lo que hago y no hago Sr Olley, gracias—Dije con sarcasmo lo último—¡García!

—¿¡Sí señor!?—Respondió con nerviosismo.

—Que no traigan a los sabuesos.

—¡Entendido señor!

Saque un tabaco para fumar.

—Señor... Me gustaría ver la camisa de Eddy y la ropa de los chicos —Dijo Charlie colocándose en frente de mí.

—Oh, no te preocupes Charlie, ya eso está cubierto—Guiñe un ojo.

—¿Si? ¿Por quién?

Enderece mis postura, este imbécil me sacaba de mis casillas con sus preguntas.

—Por Chang—Mentí, dando una sonrisa forzada.

—¿Y...?

¡¡Mierda!! Admiraba mi capacidad para ocultar cómo la mayoría del tiempo quería golpearlo.

—Un desastre... habían huellas de ambos chicos por todas partes—Lleve el tabaco a mi boca nuevamente.

—¿Entonces se daño la evidencia?—Se cruzó de brazos.

Asentí.

—Esto no puede ser Howard... ¡Era evidencia clave!

—¡Aja! ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué metiera preso a dos chicos que sólo andaban husmeando?

—¿Qué hay de la sangre en sus ropas?

—Te mantendré al tanto en cuanto lo sepa—Dije manteniendo la calma.

—Llevamos un mes en esto...

Podía sentir lo tenso en sus palabras.

—¿Crees que no lo sé?—Me incline haciéndolo retroceder—¿Crees que no quiero encontrar a esos chicos? ¿Eh?

—Claro que no Howard, pero no siento que avancemos en nada...

—Charlie, amigo... ¡Vamos! Tengo a esas familias y a todo Arcade todos los santos días encima de mi, ¡Hago lo que puedo, joder!

Podía leer su mente, lo decía con su mirada; "no estás haciendo suficiente".

Ten cuidado, Charlie, no pienses demasiado.

HANZEL

Mamá me había llevado a la escuela, como en todos los días del último mes, algo que no sucedía desde que tenía unos 11 años, cuando en mi cumpleaños obtuve mi primera patineta. Desde entonces iba solo a la escuela en ella, pero con lo ocurrido la noche anterior ahora era claro que aunque todo volviera a la normalidad no tendría esa libertad dentro de un buen tiempo.

—Los recogeré al salir de clases—Dijo mamá desde su asiento—Se cuidan y se portan bien.

Mi hermano y yo asentimos.

—¿Qué tal les fue anoche?—Preguntó Seth mientras caminábamos a la entrada de la escuela.

—Estaba muy mal... Fui un idiota al hacerle caso a Fausto e ir ahí.

—Y... ¿Cómo fue todo? Es decir, ¿Cómo encontraron la camisa?

En ese momento me di cuenta que todas las miradas estaban en mi, miradas de maestros y alumnos que juzgaban y me analizaban de arriba a abajo. Escuchaba susurros e intentaba entender qué decían, pero las voces se mezclaban entre sí...

—¿Hey? —Seth pasó su mano enfrente de mí.

—Lo siento Seth, voy tarde a clases...

Sin decir nada más, entré a la escuela, obviando a todos los que vociferaban cosas de mi. Tenía ganas de encararlos, de decirles que al menos habíamos encontrado algo que podía ayudar a encontrar a Eddy y a Miguel, pero no, seguí mi camino, no debía dar razones para que siguieran hablando.

Crucé el pasillo y llegué a mi casillero, al fondo vi a Fausto, guardando cosas en el suyo, parecía apresurado.

—Hey...—Saludé con una mano.

Al voltear su cara hacia mí quedé boquiabierto, su pómulo derecho estaba hinchado, morado y rojizo

—Fausto... ¿Qué te pasó?

—¡Aléjate Aensland!—Me sorprendí de su tono.

—Fausto, yo solo...

—¡No podemos estar juntos!—Me interrumpió—No nos pueden ver juntos...

Me daba miedo su actitud, miraba a todos lados como con... paranoia.

—¿De qué hablas? ¿Quién te hizo esto?—Pregunté preocupado.

—Tienes que tener cuidado, Hanzel... Ellos...—Hizo una pausa y se acercó a mí—Ellos están observando...

Notaba su miedo, como se retraía, me sorprendía verlo así, no lo conocía del todo, pero él no era así.

—¿Ellos quién?—Me acerqué a él.

Fausto se estaba tragando las palabras.

—¡Responde, joder!

—Yo... No puedo...—Me evadió.

—Fausto, hay muchas cosas que no encajan aquí. ¿Por qué esa zona estaba restringida? ¿Recuerdas la voz que escuchamos? ¡No había nadie de la búsqueda en esa zona! Debe...

En cuestión de segundos mi espalda estaba contra los casilleros, el sonido del choque de mi cuerpo contra ellos había alertado a todos. Fausto tenía ambas manos agarrando mi camisa, manteniéndome intacto y sin palabras...

—Si no olvidas lo que pasó... Tú... tú podrías ser el siguiente...

¿Qué?

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