WOLVES

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HANZEL

Mamá se debía ir al hospital después de la hora de almuerzo. Le había mentido respecto a los nombres de los chicos que habían venido a visitarme, ya que si nombraba a Fausto era muy probable que sospechara algo, aunque también había la opción de que no sospechara nada pero preferí no dejar cabos sueltos.

Eran las 12:48 p.m. cuando se marchó, pero no sin antes dejar las puertas cerradas y tomar mis llaves para dejarme sin forma de salir, lo cual era normal de ella cuando nos castigaba, pero eso no evitaría que esta tarde saliera y me dirigiese una vez más al bosque, esta vez para llegar al psiquiátrico de Arcade, cuyo camino hace muchos años había sido cubierto por la naturaleza y prácticamente ya no existía, solo podías llegar a pie, lo cual nos tomaría bastante, así que cuanto antes nos fuéramos, mejor.

Fausto y Fergus se habían quedado en mi habitación, con órdenes de que no hicieran ni el más mínimo ruido hasta que escucharan las palabras clave: "Adiós mamá", pero parecía que no habían escuchado porque ya habían pasado unos cuantos minutos y aún no bajaban.

—¡Hey! ¡Ya pueden bajar!—Grité desde abajo.

Yo me encontraba buscando la llave que le pertenecía a mi papá, él la había dejado cuando se marchó y estaba guardada en unas de las gavetas de la sala, solo esperaba que mamá no se acordara de ella antes de salir.

—¿Ya se fue?—Preguntó Fausto mientras él y Fergus bajaban las escaleras.

—Hace rato—Dije.

—¿Por qué no avisaste?

—Yo avisé, que los dos estén sordos es otra cosa...

—No, que tú hables como si tuvieras una verga en la boca es otra cosa—Dijo Fergus mientras se acostaba con toda confianza en el sofá.

—¿Tú vives cansado o qué?—Dije.

Fergus me remedo de forma burlona mientras se mantenía en su misma posición con los ojos cerrados. Fausto se rio entre dientes mientras miraba curioso mis fotos familiares y yo solo torcí los ojos mientras seguía buscando la llave, solo me quedaba una gaveta del estante y rogaba porque estuviera ahí...

—¡Bingo!—Dije victorioso.

—¿Ya nos podemos ir? Mira que yo no tengo problema en qué oscurezca, el llorón eres tú...

Cada vez que Fergus abría su boca era irritante, me preguntaba cómo alguien podía volverse tan insoportable solo al decir par de palabras.

—Vamos...—Suspire.

Tome mi abrigo y salimos al frío y nublado día de Arcade. Las calles, al igual que todos estos días, se encontraban solas. Una patrulla estaba estacionada a unas cuantas cuadras a lo lejos, asumí que el oficial se encontraba pegando el aviso de desaparición del oficial García, ya que justo en mis zapatos revoloteaba una de las hojas que probablemente se había despegado del poste de luz. Verlo me llevó a pensar en su familia, era una maldad indescriptible hacerles creer que aún había esperanza de que estuviera bien cuando la realidad es que estaba muerto...

1:26 p.m.

Habíamos caminado por al menos unos 15 minutos para adentrarnos en el bosque, el olor a naturaleza y a tierra húmeda era agradable para mi, aunque el frío estaba un poco más insoportable que de costumbre, eso era porque se estaba acercando el invierno, ya estábamos a finales de Octubre y lo que era Noviembre y Diciembre siempre era un infierno congelado, aunque no nevaba.

—¿Puedo hacer una pregunta?—Dije.

—Ahg, ya estaba comenzando a apreciar la paz que trasmite este bosque cuando es de día...—Dijo Fergus.

ARCADEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora