ARCADE

FATHER AND SON

FERGUS

7 AÑOS ATRÁS

Estaba dormido, arropado hasta la cabeza por el frío insoportable que normalmente hacía por las noches. Siempre tuve problemas con el sueño, solía despertarme hasta con el más mínimo ruido. Eso pasaba con frecuencia, ya que las ramas del árbol enfrente de mi ventana chocaban con agresividad por el viento y la lluvia, pero esta noche algo más me despertaría; alguien había abierto la puerta de mi habitación lentamente causando que rechinara y que mis ojos se abrieran de inmediato, debajo de la sábana sentía que alguien se acercaba a mi lentamente, yo permanecía quieto e intentando que mi respiración un poco agitada no se escuchara, cuando en un momento muy rápido me quitaron la sábana en un solo movimiento, era mi padre.

—Levántate—Ordenó.

—Pero... Tengo clases mañana—Dije aún en mi cama con los ojos entrecerrados por la luz que provenía del pasillo.

—Que te levantes Fergus—Ordenó nuevamente—Vístete, te espero en el auto.

Ya era la tercera vez en el mes que esto pasaba.

Me vestí y me abrigue bastante, el frío de la madrugada siempre era matador, sentía como la punta de mi nariz estaba helada hasta el punto en que si tocaba no sentía nada.

Salí y apresuradamente me adentré en el carro, veía hacia la ventana de mi hermano, mi aliento salía de mi boca y se impregnaba en el vidrio.

—¿Y Fausto?—Pregunté.

—Estará bien, tu mamá llega por la mañana...—Dijo encendiendo el auto y arrancando enseguida a su vez.

Condujo hasta el bosque y apenas llegamos estacionó el auto en un lugar donde si alguien pasaba no lo viera. Abrió el maletero del auto y sacó dos impermeables color negro más un par de linternas.

—¿Caminaremos?—Pregunté.

—Si, la lluvia ha causado que los árboles bloqueen el camino, seguiremos a pie...

Caminamos al menos una media hora entre las exageradas cantidades de ramas y lodo que abundaban en el camino, la lluvia caía sobre nosotros fuertemente, y no exageraba, eran gotas de agua gruesas que golpeaban mi rostro hasta el punto que dolía.

Al estar cerca y ver la puerta del psiquiátrico no había una imagen más aterradora. El psiquiátrico tenía una estructura antigua, un estilo arquitectónico bastante gótico, era como una catedral de época medieval. Detrás de él se veían los rayos azules caer y reflejarse en el cielo, tenía miedo.

—¿Tienes miedo?—Preguntó mi padre arqueando su ceja izquierda.

—No...—Mentí.

—Y si te dejo aquí el resto de la noche, ¿sentirías miedo?

Trague en seco sin dar una respuesta.

—Quita esa cara, no críe a mis hijos para ser unos cobardes...—Volteo sus ojos y siguió avanzando.

Pasamos la reja del lugar, cruzamos el jardín con toda la naturaleza muerta y nos adentramos al psiquiátrico. Ya había estado aquí un par de veces antes cómo había mencionado, pero la vibra tan pesada que sentía aumentaba siempre, era un lugar muy cargado de cosas malas y eso se sentía, la persona que era antes de entrar nunca era la misma que cuando salía.

—Me dijo tu madre que en la escuela golpeaste a un chico...

—Fue un accidente, no quise hacerlo...—Respondí de inmediato.

—¿Qué sentiste?—Preguntó.

—¿Qué?—Su pregunta me había confundido.

—¿Qué sentiste al golpearlo?