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—Gracias por traerme, nos vemos en un rato entonces —Joel sonrió y le dio un último beso para luego bajar del auto.

Salir con Zabdiel implicaba tener que quedarse hasta la madrugada haciendo trabajos de la universidad, pero creía que valía la pena. Después de todo, no tenía algo más interesante que hacer y le convenía pasar tiempo con él para ver si lograba ir correspondiendo a lo que él sentía.

Entró a su casa y vio a Ander terminando de ponerse zapatos, por lo que supuso que iba a salir, él siempre estaba descalzo. Casi no pasaban tiempo juntos, a pesar de que vivían en la misma casa, la comunicación ya era poca y lo extrañaba.

—Ah, hola, Joe —el mayor sonrió y se acomodó por última vez la camisa —. Voy a salir un rato, no creo que me demore.

—No te preocupes, yo también voy a salir y creo que sí me tardo un poco —pasó por su lado y le dedicó una leve sonrisa.

—¿Con tu novio?

—Pues sí, con Zabdiel —volteó a mirarlo antes de entrar a su habitación, él parecía no estar del todo contento con su relación, pero no decía nada al respecto.

—Ah, entiendo —ignoró su tono de voz y empezó a organizar su tiempo para no hacer esperar a Zabdiel cuando fuera por él  —. Que te vaya bien, adiós.

Joel se dirigió a la cocina cuando Ander se fue, tenía que preparar algo rápido para comer porque el tiempo que tenía no era mucho. Escuchó golpes en la puerta, debía ser Ander y su mala costumbre de no asegurarse de llevar todo antes de salir de casa.

Resopló y caminó hasta la puerta, la cual abrió con algo de molestia. No le gustaba que se olvidara de sus llaves, no cuando llevaba años repitiendo lo mismo. Frunció el ceño cuando no vio a nadie afuera, seguramente era alguien molestando, o tal vez estaba loco y en realidad nadie había golpeado la puerta.

—¡Sorpresa! —su respiración se detuvo por unos instantes y trató de cerrar cuando vio que alguien salió de la nada —. Ya, soy yo, tranquilo.

—¡Estúpido! —su corazón latía muy rápido, lo hubiera matado de un susto —. ¿Te crees muy gracioso?

—Perdón, Joey, pero es muy divertido ver tu cara cuando... —Aarón se detuvo al ver al rizado molesto —. Bueno, traje cerveza para que pasemos un rato juntos.

—Voy a salir, Aarón.

El mayor se encogió de hombros y se adentró en la casa, ignorando la atenta mirada de Joel, quien esperaba que se fuera.

—Entonces mientras te vas, igual, no tengo un lugar para ir —el castaño se sentó y lo miró con un puchero —. De verdad, mi novia se acostó a dormir, al menos eso dijo que iba a hacer.

—¿Y tu hermano?

—¿Mi hermano?, ¿por qué lo preguntas? —el ojimiel levantó una ceja y dejó las botellas en el suelo.

—Porque... tú me dices que no tienes con quién pasarla, pero Christopher es muy parecido a ti, seguro que ambos se siguen las ideas, ¿no?

—No tanto, él no pasa mucho tiempo conmigo —Aarón se levantó y se acercó al rizado, que apenas estaba cerrando la puerta —. Pero tú eres como mi hermano, ¿no?, podemos beber un rato, estamos solos y no va a pasar nada.

—Ya te dije que me voy, pero podemos pasar estos minutos, de acuerdo.

Aarón sonrió y destapó una de las botellas, al menos se conformaba con divertirse un rato. Se la pasó y lo convenció de tomarla, haciendo que dejara lo que sea que estaba preparando para cenar.

Aléjate De Mí ||Virgato||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora