Aléjate De Mí ||Virgato||

•11•

Joel se sentó solo en un escalón después de haber intentado hablarle a Zabdiel, el rubio ya estaba con otro chico, podía incluso jurar que se trataba de su novio o algo así. Había pasado ocho días desde su discusión, pero realmente extrañaba hablar con él en los recesos.

Levantó la mirada y vio a Erick sentarse a su lado, le dedicó una pequeña sonrisa y le entregó el celular que le había recomendado. El ojiverde conformaba el equipo de fútbol, así que lo único que tenía para hacer era sentarse los miércoles a verlo jugar.

Empezó a hablar con él, pero nuevamente fue como si hubiera quedado solo cuando llegó su novia. Eran demasiado fastidiosos, típico comienzo de una relación. Suspiró cuando volvió a ver un poco más adelante a Zabdiel con su amiguito. Todos estaban con alguien y él solo.

—Joel, ¿en serio te gusta Zabdiel? —el ojiverde trató de leer la expresión del rizado, pero solo encontró una pequeña sonrisita.

—No es eso, no siempre debe ser eso.

—No es su novio, es algo menos serio —Joel asintió mientras se llevaba el sándwich a la boca —. Pero sí tienen algo desde hace... como dos años.

Le dio un sorbo al vaso de café que había comprado anteriormente en la cafetería y volvió a mirar a su acompañante y a su novia, una chica de cabello corto y aparentemente sencilla. Sabía que no tenía necesidad de decirle, pero la única duda que cruzaba por su cabeza era por qué Zabdiel no le había comentado el importante detalle de que tenía ya novio.

—Bueno saberlo, pero ya te dije, no me gusta.

—De acuerdo. Puedo decirle que quieres hablarle, él siempre es muy orgulloso cuando hay un problema —Erick se encogió de hombros —. No tengo idea de lo que sucedió, pero casi puedo asegurar que fue tu culpa.

El rizado sonrió y asintió, era la verdad y no iba a negarlo.

—Lo sabía, Zabdiel es demasiado correcto y solidario —el ojiverde pasó el brazo alrededor del cuello de la chica —. Siempre que peleamos debo desculparme yo, porque siempre es mi culpa.

—Es una gran persona, sí.

Ambos sonrieron, Erick señalándolo y Joel negando con la cabeza. El menor insistía en que el contrario estaba encantado con Zabdiel, pero claramente él se lo negaba, argumentando que solo quería tener una buena amistad con él. Hasta la novia de Erick se había integrado en las risas y en la incómoda conversación.

Las clases continuaron normalmente, con el único evento inolvidable de que hizo el ridículo en una exposición y no conocía ni a una sola persona de esa clase. Si bien era cierto que neurología, su especialización finalmente, la veía con más intensidad, también lo era que las otras materias podían arruinar lo que ya había logrado. Debía preocuparse, no llevaba ni el primer mes y ya lo invadía el estrés.

—Déjame ayudarte —sonrió y se acercó a Zabdiel, quien se dirigía a la escalera con un portátil.

—No se va a caer, puedo hacerlo solo —el rubio alejó sus manos con brusquedad.

Joel asintió lentamente mientras se cuestionaba mentalmente si en verdad valía la pena seguir rogándole a su compañero. Su voz interna le preguntaba si había una posibilidad de que le gustara su amigo, pero ya no quería pensar en eso, lo atormentaba ese tema.

—Lo siento, solo quería ayudarte.

Ni siquiera recibió una disculpa por la actitud del contrario, solo se fue, ignorándolo por completo. No tuvo más opción que apresurarse a salir para alcanzar a tomar el transporte público y llegar a tiempo para cocinar algo. Las calles a veces se ponían inseguras y peligrosas para el transeúnte.